Corrientes

Analizan la factibilidad de un material de construcción a utilizarse en el NEA

Publicado en noviembre 29, 2021.

La madera laminada cruzada o CLT (Cross Laminated Timber), es un material constructivo en auge a nivel mundial por sus propiedades similares al hormigón tradicional. Una investigación de la UNNE evalúa la factibilidad de utilización de este material en la región NEA, tanto por sus beneficios constructivos y ambientales, así como para promover el aprovechamiento de la materia prima forestal existente.

El CLT es un material de construcción de madera maciza fabricado a partir de paneles de monocapa encolados, formado por al menos 3 capas o por varias capas impares de tablas de madera de coníferas (aserrada), encoladas generalmente sólo en sus caras, y en algunas ocasiones también por sus cantos.

La orientación de las fibras de dos capas adyacentes es perpendicular entre sí, excepto en casos particulares con capas dobladas.

De esta manera, el panel tiene buena resistencia a la tracción y compresión, lo que le otorga propiedades similares al hormigón tradicional, motivo por el cual CLT es considerada como “el hormigón del futuro”.

Pero con la diferencia de que CLT es un material sostenible al estar compuesto de madera, y no requiere la quema de combustibles fósiles durante su producción como el hormigón común.

Si bien la madera laminada cruzada se encuentra en pleno auge alrededor del mundo, no es aún una tecnología constructiva muy difundida en el país, por lo que desde la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UNNE se viene estudiando la viabilidad de incorporación de este novedoso material en construcciones de la región nordeste.

“Por un lado sería un material innovador para su inclusión en construcciones, pero al mismo tiempo la promoción de este material contribuirá al aprovechamiento del recurso forestal de la región, que en gran parte no logra valor agregado” explicó María Sol Gasparini, becaria de investigación a cargo del proyecto que es dirigido por la Dra. Arq. Claudia Pilar y la codirección del Dr. Arq. Daniel Vedoya.

Es que la región NEA posee el mayor volumen de madera de reforestación del país, pero con baja industrialización y el poco uso del recurso forestal, por ejemplo, para la construcción.

Justamente, uno de los principales rasgos del CLT es que permitiría el uso integral del recurso forestal, incluso reutilizando material que sería descartado en la tecnología de la madera maciza.

Detalles del estudio

La investigación de la FAU-UNNE partió de la información recabada de la problemática, con  búsqueda de antecedentes bibliográficos, y consulta de profesionales especializados en el tema, así como un estudio minucioso sobre el proceso de producción del CLT.

En segunda instancia, se analizaron obras internacionales y nacionales pertenecientes a distintos programas arquitectónicos.

Luego se llevó a cabo una reformulación mediante la tecnología CLT, de un anteproyecto de “Edificio Base”, con 18 pisos y una superficie de 7.000 m2, realizado por Gasparini en grupo junto a Florenica Galizzi y Valeria Romero Bruno, en el marco de la asignatura Arquitectura IV UPC de la FAU-UNNE.

La simulación en el modelo de “Edificio CLT”, permitió comprobar que el cerramiento propuesto cumple con la Norma IRAM 11.605 con un nivel de Transmitancia térmica de 0,34 cumpliendo entonces con el Nivel A de confort, que es aquel recomendado y ecológico, garantizando condiciones ambientales de bienestar, con un razonable consumo energético para climatización para la Zona Bioambiental Ib, que es la del nordeste argentino (NEA).

También cumple con las Normas IRAM 11.625 evitando la aparición de fenómenos de condensación superficiales e intersticiales del vapor de agua.

En cuanto al tiempo de obra se considera que el “Edificio Base”, con hormigón común, estaría en torno a los 2 años y medio o 3 años, dado que la construcción tradicional resulta muy vulnerable a los factores climáticos. Así como también se deben tener en cuenta los tiempos de fraguado y curado del hormigón.

Para el “Edificio CLT” se calcula la mitad o un tercio de tiempo que las obras de construcción tradicional, con una duración de obra aproximada de un año y medio, 15 a 18 meses.

Este tiempo toma en cuenta todo el proceso de construcción, terminaciones y detalles, pero si solo se tiene en cuenta el montaje del edificio con los paneles de CLT, el mismo puede realizarse a una velocidad de montaje de una planta o piso cada 3 días.

En cuanto al costo constructivo, el precio del CLT es muy variable y más elevado que un pórtico de hormigón, pero la diferencia radica en que  el CLT no es solo estructura, sino que también actúa como cerramiento, y aporta hermeticidad y  aislamiento. En el caso de estructura de hormigón se requieren trabajos complementarios de cerramiento de ladrillo, yeso para la hermeticidad, y obras anexas para aislamiento.

Relevancia de la madera

En la investigación se destaca que la madera es el único material que reúne la condición de renovable y reciclable, porque se planta, crece, se utiliza, se planta más, y vuelve a crecer.

La madera como el material utilizado en el sistema CLT absorbe carbono durante toda su vida natural y continúa almacenando ese carbono una vez cortada, guardando 0,8 toneladas de carbono dentro de 1 metro cúbico.

Por lo cual la madera se trata de la alternativa constructiva con la más baja huella de carbono. También se produce baja cantidad de CO2 incorporado a la atmósfera durante el proceso de su producción y construcción futura.

Permite además aumentar el ciclo de vida del producto. Esto se puede dar a partir de la reutilización, donde los paneles de madera se encuentran en un buen estado para seguir funcionando de la misma forma para lo que fueron creados.

Otra opción es la del reciclaje, donde los paneles pueden ser procesados al punto de descomponerse en virutas que pueden servir para formar otros tableros, o para la obtención de energía por biomasa, obteniendo energía eléctrica y/o térmica.

“El CLT resultó ser un material con muchas potencialidades para nuestra región” se concluye en el estudio realizado por la becaria María Sol Gasparini, bajo la dirección de la Dra. Arq. Claudia Pilar y el Dr. Arq. Daniel Vedoya.

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