El histórico edificio de la ex Unidad Penal N°1 de Corrientes vivió este fin de semana una jornada distinta. Por unas horas, “La Unidad” —nombre con el que se reconvierte este espacio— abrió sus puertas al público y permitió que cientos de vecinos recorrieran sus pasillos restaurados, anticipando lo que será uno de los desarrollos urbanísticos y culturales más ambiciosos de la provincia.
Transformado por el Gobierno de Corrientes junto a inversores privados, el predio está dejando atrás su historia carcelaria para convertirse en un polo que combinará memoria, arte, gastronomía, ciencia, innovación y vida urbana. A cada paso, los visitantes pudieron conocer detalles de lo que pronto cobrará vida: un museo de la prisión, un centro gastronómico con seis locales, un espacio de ciencias, un shopping, un mercado de frutas y verduras, y un edificio de innovación tecnológica.

“Decidimos abrir un poco la puerta para que la gente vea con sus propios ojos lo que estamos haciendo y todo lo que se viene”, expresó Alfredo Vara, integrante de la comisión que impulsa el proyecto. Según explicó, esta transformación comenzó a gestarse con la decisión del gobernador Gustavo Valdés de trasladar la cárcel fuera del casco urbano, con el objetivo de preservar el patrimonio arquitectónico sin avanzar sobre desarrollos habitacionales.
La iniciativa no solo apunta a rescatar el valor histórico del lugar, inaugurado como prisión en 1887, sino también a integrarlo al tejido urbano como un nodo activo y diverso. “Es un proyecto icónico, que une múltiples usos y del que estamos profundamente orgullosos. Marca un antes y un después en la historia de Corrientes”, afirmó Vara.
Durante la jornada, 30 jóvenes voluntarios guiaron a los visitantes en un recorrido por los sectores ya restaurados, ofreciendo una mirada cercana sobre el avance de obra. Además, se instalaron postas informativas y se compartieron experiencias previas de apertura del predio durante la Fiesta del Chamamé y otras ferias.
La expectativa ahora está puesta en la primera etapa del complejo, que podría inaugurarse antes de fin de año con la apertura del museo, el centro gastronómico, el espacio de ciencias y el centro comercial. El moderno edificio de innovación tecnológica, en tanto, se prevé para comienzos de 2026.

“La comunidad ya lo adoptó como propio. Que la gente pueda entrar, recorrer, preguntar, es parte del espíritu de este proyecto. No solo se trata de recuperar un edificio, sino de darle un nuevo sentido al corazón mismo de la ciudad”, concluyó Vara.
Así, lo que alguna vez fue un símbolo del encierro, empieza a transformarse en un faro de cultura, tecnología y encuentro ciudadano.