“La teoría del conflicto aborda las acciones que realiza cada persona o grupo, una organización o la sociedad, en sentido amplio, para lograr el máximo beneficio, algo que a su vez genera cambio social, político y revoluciones”, se sostiene desde las Ciencias Políticas y la Sociología. Pero la esencia de esta teoría se apoya en la clásica estructura piramidal de la sociedad y según la orientación política de quien la pone en práctica, puede ser de “una élite que dicta los términos con los que viven las masas”, o la estructura política donde se permite que los representados en una sociedad democrática se identifiquen con el líder que intenta poner en la agenda pública, los problemas que acarrea estructuralmente una sociedad.
Por ende, “las estructuras sociales más importantes, como las leyes que configuran el ordenamiento de un Estado y tradiciones que dan forma a la vida cotidiana de un grupo, estarán diseñadas para dar soporte a los grupos que tradicionalmente se consideran superiores”. O en su defecto, el conflicto analizará desde distintos puntos de vista la manera en que quien ostenta el poder, trate de evitar que los poderosos perpetúen su estatus.
Hoy la Argentina se debate entre dos teorías del conflicto, una relacionada por el mantenimiento del status quo y otra que pretende cambiar la forma de representatividad. “Devolver al pueblo, su poder real y solo mostrar, quienes son los responsables del conflicto”.
Hay representantes del poder que se sienten cómodos utilizando la Teoría del Conflicto, como una manera de lograr el avance y la cohesión de la sociedad, contra quienes siempre, pretenden mantener bajo control su potencial de desintegración de la sociedad.
Los sociólogos tratan de dar respuesta a las razones por las que se producen conflictos entre clases sociales o entre las propias ideologías, y sus teorías contraponen el avance social a través del conflicto con el cambio que se logra gracias a la cooperación y la paz social. Es posible aplicar esta teoría a eventos históricos de gran relevancia como la Revolución Francesa o la Guerra Fría, pero también para conflictos de menor entidad como los que se pueden producir en el seno de un grupo de personas, como estudiantes o compañeros de trabajo.
Hay ocasiones, donde utilizar esta teoría, da lugar a la trasgresión de la normativa vigente, pero sin perder de vista que no se puede convalidad comisión de delitos. La Teoría del Conflicto entonces, tiene dos caras.
Una, las que la utilizan, encontrando un enemigo palpable, pero para mantener la situación social, dependiente del Estado. El famoso paradigma stalinista de “cortar las piernas y regalar las muletas al pueblo” y la otra, entregar el poder al pueblo que representa el líder, para devolver la libertad de decisión, la igualdad de oportunidades y la defensa a ultranza del estado de derecho.
Por eso, la teoría del conflicto está íntimamente vinculada a la teoría de los juegos y a los estudios y escuelas sobre negociación, replantea la valoración negativa tradicional y considera al conflicto social como un mecanismo de innovación y cambio.
Esta teoría deriva su inspiración de los eminentes trabajos de Tsun Zu con, El Arte de la Guerra y Mayami Moto, con la teoría de los cinco anillos.
Esta teoría explica, no los conflictos que surgen entre clases sociales, sino que también trata de explicar los motivos y razones por las que surgen los conflictos, ayudando a enfrentarlos de la mejor manera.
Argentina hoy se debate entre un cambio de paradigma político y social, con un presidente disruptivo y un intento de cambiar, a través del conflicto, la estructura social, política y económica del país.
Y por otro lado, los creadores verdaderos del intento de conflicto social y político, que solo pretenden volver al Estado de prebendas, negocios y sojuzgamiento, a través de un relato seudo progresista que se transformó con el tiempo en una maquinaria de corrupción, de negociados y de mentiras, a través de una batalla cultural que durante generación, trajo un deterioro estructural de una sociedad que cambió valores, que destruyó objetivos dignos, que construyó una red de contención falsa y poco sustentable en el tiempo.
La disyuntiva es clara. Más de lo mismo, dentro de una Teoría del Conflicto, falsa y dogmática o una Teoría del Conflicto, verdadera, permanente y pragmática. El tiempo dirá cual sobrevive.
(*) Por Miguel Matusevich
