Su exposición fue el broche de oro de las actividades pensadas por la UNNE para celebrar el Mes del Periodista. Reconocido por sus destacados informes escritos en medios nacionales y latinoamericanos, su trabajo periodístico cobró mayor notoriedad tras su labor como corresponsal de guerra desde Ucrania. En su paso por la UNNE, dejó mensajes alentadores a los futuros profesionales de la comunicación, además de una historia profesional inspiradora.
Joaquín parece escudarse detrás de su nutrida barba castaña, desprolijos rulos cortos e imponentes cejas tupidas; así y todo, sus enormes ojos verdes destacan dramáticamente entre tanto vello facial. Su tono de voz adolescente traiciona cualquier atisbo por adivinar su verdadera edad (36), el cual, sumado a sus reiteradas humoradas durante su exposición, lo ubicaron inmediatamente en un sitial de par frente a sus futuros colegas estudiantes.
El cronista de guerra nacido en Buenos Aires se desenvolvió como pez en el agua ante una nutrida audiencia nordestina. Lo hizo en el marco de una invitación realizada por la Carrera de Comunicación Social, dependiente de la Facultad de Humanidades de la UNNE y la Coordinación de Comunicación Institucional de esta Casa de Altos Estudios. Estudiantes, docentes, graduados y periodistas locales se congregaron en el Salón de Usos Múltiples de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE en Corrientes, para escuchar de primera mano, cómo es la guerra en la voz de un joven periodista argentino.
Tras las palabras de bienvenida de Graciela Guarino -decana de Humanidades- y de la directora de la Carrera de Comunicación Social, Elisa Farizano, Joaquín inició su exposición “Desde la multiplataforma a la cobertura de crisis”. La charla estuvo basada fundamentalmente en sus experiencias durante los cuarenta y dos días que vivió -haciendo corresponsalía de guerra para Infobae- en distintas ciudades ucranianas atacadas por el ejército ruso.
Periodistas multifunción
En su exposición, Joaquín Sánchez Mariño también se refirió a las nuevas formas de hacer periodismo; y sin tomar posición frente a la cada vez más habitual labor multitasking (multitarea) de los periodistas de hoy, realidad que los lleva no sólo a cubrir una noticia para escribirla y publicarla, sino también fotografiar, filmar, editar, diseñar, además de darle el formato correspondiente para luego postearla en las distintas redes sociales y plataformas de trabajo.
“Lo sé, no estamos bien vistos, porque en la práctica laboral hacemos el trabajo de otra persona que también estudió para hacer lo que hacemos … y entiendo que este no es un espacio para promover la multifuncionalidad periodística (dijo, referenciando al ámbito académico en el que planteó esta realidad) pero lo que quiero rescatar es que, a la hora de cumplir con lo que te toca hacer en tu trabajo, hay que hacer todo lo que se sabe hacer” reconoció Joaquín.
En ese marco, recordó los escasos recursos con los que tuvo que amañarse en distintas coberturas y que aún en esa “inferioridad de condiciones”, logró materiales de alto impacto y peso periodístico. “Me sucedió cubriendo el conflicto en Venezuela que, en uno de mis encuentros con un contacto, decidí llevar sólo mi celular. Gracias a eso, llegué hasta lugares de difícil acceso y grupos de personas peligrosas, a los que no hubiera podido acceder de ninguna manera de haber llevado cámaras o micrófonos… en ese caso, me sirvió muchísimo no contar con recursos. A veces es realmente una suerte no tenerlos encima” recordó, a la vez que revalorizó el multiuso de los celulares en la profesión hoy día.
“No existe la posibilidad de pensar el oficio, sin la lectura como principio rector”
Consultado sobre el valor que le da a la lectura (de todo tipo) y la gravitancia que considera, tiene para para la profesión, Joaquín reflexionó “para mí, la escritura es la herramienta fundamental, la más importante que conozco para el oficio. A la escritura la entiendo como una forma de profundizar la lectura. No existe para mí la posibilidad de pensar el oficio sin la lectura como principio rector. El que no lee, no entrena la sensibilidad, la capacidad de escucha, de observación y de reflexión” expuso contundente.
Dijo además que la lectura es también una herramienta creativa “es el arte de construir universos en la mismísima nada. Cuando queremos contar una historia no podemos prescindir de los recursos narrativos, y la lectura nos los ofrece a todos; después nosotros podemos adaptarlos o utilizarlos para llevarlos a la plataforma o formato que queramos”, remató el comunicador.
El buen periodismo debe ser buena literatura
Payé correntino
El virtuoso escritor y periodista porteño Joaquín Sánchez Mariño, lleva consigo una fuerte raíz de origen guaraní; es esa misma esencia correntina -la que legó de su padre y su familia paterna- la que lo tracciona hacia Corrientes una y otra vez, cuando sus tiempos y vida profesional lo disponen.
En intercambio con UNNE Medios, contó que escucha chamamé, no sólo porque le gusta como música, sino también como fenómeno. “Hace poco hice un reportaje sobre Nino Show Ramírez, chamamecero de la región del Iberá. Fue una muy linda aproximación al espíritu popular del género. El resultado fue un video y una nota que publiqué en Infobae que me sirvió para profundizar un poco en el tema”, reconoció el comunicador.
El avezado escritor contó además que su gusto musical es muy variado “escucho tango, rock nacional, trova cubana, boleros, algo de folclore, los standards de jazz y lo que sea que aparezca en el ambiente. Mayormente canciones con cierta tendencia a la melancolía”, reconoció Joaquín. Seguramente por esta última descripción que referencia, el chamamé haya captado tanto la atención del joven periodista.
Vivir, sobrevivir y saber también abandonar la guerra
El gran contador de historias de raíz correntina, apasionado por las nuevas narrativas y la cobertura desde el lugar de los hechos reflexionó con UNNE Medios sobre las situaciones qué en particular lo emocionan.
“Hubo momentos privados en la cobertura en los que me fui a caminar por ahí para llorar en soledad. Sobre todo el día después de entrar a Ucrania; estaba muy afectado por lo que estaba viendo. También con algunas historias de vida que me partieron en dos”.
Joaquín reconoció que las historias que más le duelen son las de las personas mayores “hay algo ahí que me conmueve profundamente y me cuesta irme y dejarlos… pero debemos saber que es parte de la tarea periodística el entrar y salir”, ilustró.
“Quedarse atrapado emocionalmente o físicamente es una manera de abandonar el periodismo y darle la espalda al montón de historias que todavía tenemos que contar”
La guerra: el primer gran dragón que enfrentaron padre e hijo
En marzo de este año -cubriendo para Infobae la guerra en Ucrania- el periodista de grandes ojos verdes se enfrentó a su primer gran dragón. Aquella situación agudizó en Joaquín en extremo, la dimensión de lo vivido por su querido padre (veterano de Malvinas) en aquel conflicto bélico hace 40 años atrás, y lo ubicó en una posición más igualitaria de susceptibilidad y comprensión humana tras haber vivido también, el horror de la guerra en primera persona.
Sobre el hipotético dragón al que enfrentó Joaquín con esta experiencia vivida en la guerra Ucrania-Rusia, se refirió puntualmente su padre Horacio Sánchez Mariño, en una memorable entrevista que le hizo su hijo Joaquín desde Ucrania el 2 abril de este año.
Horacio cuenta en charla online con su hijo menor -desde su irrefrenable condición de docente que parece fluirle por los poros en todo momento- que “según Joseph Campbell (que estudiaba mitología comparada) había una línea que conectaba todas las mitologías a la que llamó “El viaje del héroe. Ese viaje comienza con la Iniciación, prueba donde el hombre pasa de ser adolescente a ser adulto; continúa con el Viaje, donde al adulto se le presentan distintos desafíos (que en la mitología están representados por dragones) y en la medida que el hombre vence a cada dragón, se convierte en un verdadero hombre” explica Sánchez Mariño padre. “Creo que la guerra de Malvinas fue el primer gran dragón que yo vencí” remarcó convencido el papá del cronista de guerra, quién lo escuchaba atento, emocionado y orgulloso desde el otro lado del mundo… reconociendo tal vez que, con aquel último día en Ucrania, se disipaba también su primer gran dragón que le tocó vencer personalmente.
La pregunta final era inevitable ¿estás preparado para ir a cubrir otra guerra?, a lo que Joaquín contestó con determinación “siempre estoy listo, aunque nunca se está del todo preparado para enfrentar algo así. Uno cree en la ficción de que está preparado para entrar al infierno y contarlo. Es una ficción, sí, pero puede convertirse en realidad con la suficiente constancia e inconsciencia. Pero en lo concreto sí, saldría mañana”.
*Para conocer en profundidad la destacada producción periodística de Joaquín Sánchez Mariño ingresá a https://joaquinsanchezmarino.com/