Un estudio realizado por investigadores de la Universidad Diego Portales de Chile ha revelado una relación entre la pérdida del olfato durante la infección por COVID-19 y cambios en el comportamiento, específicamente una mayor impulsividad en la toma de decisiones.
La investigación, publicada en la revista Nature, encontró que pacientes que perdieron el olfato durante la fase aguda del COVID-19, presentan alteraciones estructurales en el cerebro, lo que podría explicar este cambio en la personalidad. El estudio, que se basó en un “juego de laboratorio” donde los participantes debían tomar decisiones, mostró que aquellos que habían perdido el olfato durante la infección, tenían una mayor propensión a cambiar de opinión y tomar decisiones impulsivas.
Estos hallazgos se suman a la evidencia creciente de que el COVID-19 puede tener consecuencias a largo plazo, incluyendo el deterioro cognitivo y alteraciones cerebrales. El neurólogo Conrado Estol, consultado sobre el tema, explicó que el COVID largo, o “Long Covid”, es un desafío para la salud global y que el cerebro es uno de los órganos más afectados.
Con información de Clarín