Más de la mitad de los menores limpian el historial, borran mensajes y navegan en modo incógnito
Los expertos creen que hay que educarles en seguridad y usar herramientas de control parental
Más de la mitad de los adolescentes, concretamente el 59 %, esconde su actividad en línea limpiando su historial de navegación, cerrando o minimizando el explorador cuando sus padres están cerca, borrando mensajes de chat y vídeos, navegando en modo incógnito, usando un dispositivo que sus padres no revisan o mintiendo u omitiendo detalles sobre lo que están haciendo en internet en conversaciones familiares. Es una de las conclusiones de la encuesta Life Behind the Screens of Parents, Tweens, and Teens: McAfee’s Connected Family Study, que constata la realidad de que en muchos hogares los padres desconocen qué hacen sus hijos cuando se conectan a la red.
Los expertos no se sorprenden ante estos datos y afirman que los adolescentes pueden ser reservados sobre lo que hacen en internet, pero eso implica que necesitan estar protegidos ante riesgos como el ciberacoso, el robo de cuentas en línea y el uso no autorizado de datos personales. Especialmente si se tienen en cuenta los datos que salen a relucir en el informe de McAfee, como que el 36 % de los niños de 10 a 14 años dice tener conversaciones con personas de quienes desconocen su identidad real, cifra que aumenta hasta el 41 % entre los 15 y 16 años.
“Que los hijos son más expertos que sus padres en el uso de la tecnología es un hecho objetivo del cual deriva una consecuencia: los padres no saben cómo controlar el uso que dan sus hijos a la tecnología”, afirma Albert Jové, profesor colaborador de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). “Las continuas noticias de acoso escolar, phishing o estafas, muchas veces con consecuencias tan dramáticas como el incremento de suicidios de menores, no hacen más que alarmar a la sociedad, que se pregunta qué puede hacer”, continúa.
En su opinión, no hay una fórmula mágica o un recetario de medidas que permitan resolver este problema, pero sí es posible adoptar actitudes y tomar medidas que reduzcan los riesgos. “Más allá de las medidas técnicas, sin duda muy necesarias, hay que tener grandes dosis de sentido común y transmitirlo a los hijos, que deben sentirse apoyados ante cualquier incidente”, señala Jové, quien hace estas recomendaciones:
Hablar, la primera regla. Para proteger a los menores sin impedir que tengan acceso a internet y a las redes sociales el primer consejo de los expertos es establecer una relación de confianza. “Los padres no han de ser policías (tampoco colegas), sino aquellas personas que les ayudan ante los retos a los que se enfrentan. Los adolescentes han de tener la certeza de que, si cometen un error, lo pueden hablar con sus padres y estos les ayudarán a solventarlo”, señala Jové. Según el informe Estar en línea: niños y padres en Internet, realizado por Kaspersky, aunque un 75,5 % de los padres encuestados asegura haber hablado varias veces con sus hijos sobre la seguridad en el mundo en línea, todavía hay un porcentaje elevado (24,5 %) que reconoce no haberlo hecho nunca.
Formación. Otra recomendación que los expertos consideran fundamental para poder proteger a los adolescentes de los potenciales peligros a los que pueden estar expuestos al acceder a internet es tener conocimientos sobre la seguridad en línea. “Los padres han de formarse, deben conocer dónde ‘se mete’ su hijo. Aunque no sean expertos, podrán valorar los riesgos”, señala el profesor colaborador de la UOC. Es una asignatura aún pendiente, según un estudio realizado por Lingokids, que afirma que el 54 % de los padres admite tener desconocimiento sobre la seguridad en la tecnología.
Predicar con el ejemplo. Que los padres y las madres sean coherentes y prediquen con el ejemplo, evitando subir fotos a cada momento en las redes o sabiendo desconectar de internet en casa, también es clave, en opinión de Albert Jové.
Educar en la mirada crítica. Aportar una mirada crítica, explicando a los menores que el hecho de que algo esté publicado en internet no significa que sea cierto, ayuda a proteger a los adolescentes de potenciales riesgos. Por eso el profesor colaborador de la UOC aconseja enseñar a los menores a contrastar siempre las fuentes en la medida de lo posible. Según el estudio Las TIC y su influencia en la socialización de adolescentes, solo un 22,5 % de las personas entre 14 y 16 años reconoce haber recibido formación para comprender y detectar si una noticia es real o no.
Las precauciones de la vida real, también en la digital. El estudio de McAfee encontró que el 15 % de los niños experimentó un intento de robo de cuentas. Una situación que podría evitarse explicando a los hijos la importancia de proteger sus datos. “No le damos a ningún desconocido en la calle nuestros datos, ni le decimos dónde vivimos. Pues en la red tampoco. En la vida real tomamos precauciones que también debemos tomar en la digital”, recuerda Albert Jové, quien recomienda que los padres ilustren a los hijos con este tipo de ejemplos de por qué deben ser precavidos con la información que dan.
Seguridad en los dispositivos. Otra regla básica es hacer uso de herramientas de seguridad en los dispositivos, desde antivirus a softwares de control parental, gestores de contraseñas, VPN… “La mayoría de los fabricantes de antivirus ya venden soluciones integrales que ayudan a la protección”, recuerda el profesor colaborador de la UOC. Según el estudio de Kaspersky, entre las herramientas más utilizadas se encuentran las aplicaciones de control parental, que ya usan el 48 % de los padres.
Cuidado con la información sensible. “Se ha de ser consciente de que una foto ‘atrevida’ puede no desaparecer nunca, y hay que transmitirlo a los adolescentes para que sepan qué consecuencias tiene un mal uso”, advierte Jové, y añade que es importante prestar atención a lo que publican los menores, saber qué contactos tienen y qué nombre de usuario utilizan.
Advertencia frente a amenazas. Igualmente es importante explicar cómo deben actuar los adolescentes ante posibles amenazas. En esas situaciones, la recomendación del profesor es evitar responder a mensajes amenazantes, acosadores o que incomoden, y dejar claro a los hijos que deben comunicarles estas situaciones de forma que puedan prestarles apoyo.