El Sumo Pontífice brindó una entrevista y aseguró que la intervención a la que se sometió semanas atrás no fue de urgencias; asimismo destacó que fue un enfermero del Vaticano quien le salvó la vida
“¡Yo no sé de dónde han sacado la semana pasada que yo iba a presentar mi renuncia! ¡Cuando a mí ni se me pasó por la cabeza!”. El papa Francisco desmintió tajantemente los rumores de renuncia que circularon días atrás, incluso en la Argentina, en una entrevista con la radio española Cope, que se transmitió en forma integral.
Con el sentido de humor porteño intacto, el Pontífice, de 84 años, dio detalles de la intervención, que confirmó que había sido planificada y por la que le sacaron 33 centímetros de intestino. Una cirugía por la que pasó diez días en el hospital Gemelli, de la que se está recuperando bien. “Ahora puedo comer de todo, cosa que antes con los divertículos no se podía. Todavía tengo las medicinas posoperatorias, porque el cerebro tiene que registrar que tiene 33 centímetros menos de intestino. Pero vida normal, llevo una vida totalmente normal”, aseguró.
Tal como se había anticipado, también contó que fue un enfermero del Vaticano quien le salvó la vida, porque fue quien le recomendó someterse a la cirugía para resolver el problema intestinal que padecía. “Me dijo: ‘Usted tiene que operarse’. Había otras opiniones: ‘No, que con antibiótico…’ y él me explicó muy bien. Es enfermero de acá, del servicio sanitario nuestro, del hospital del Vaticano”, contó. “Hace treinta años que está aquí, un hombre de mucha experiencia. Es la segunda vez en la vida que un enfermero me salva la vida”, agregó. Y recordó que la primera había sido en 1957, cuando a los 21 años tuvo una pulmonía grave, fue internado en el hospital y una enfermera le recomendó que tomara el doble de antibióticos de lo que le había recomendado el médico.
Aunque admitió que en el primer viaje internacional que hará después de la operación, a Hungría y Eslovaquia en unos diez días, quizás va a tener que medir sus fuerzas “porque uno tiene que reponerse del todo”, en la entrevista, en la que habló de varios temas, el Papa confirmó que no tiene en sus planes una renuncia, como había adelantado LA NACIÓN en un artículo el viernes pasado.
También afirmó que tiene planeado a asistir a la cumbre por el clima de Glasgow, en noviembre. “Sí, en principio el programa es que vaya. Todo depende de cómo me sienta en ese momento. Pero, de hecho, ya se está preparando mi discurso y el programa es estar”, dijo. Tampoco descartó un viaje a Santiago de Compostela para el Año Santo Xacobeo de 2020, aunque confirmó su línea de evitar visitas a países europeos grandes. “Mi opción de viaje a Europa son los países chicos. Primero fue Albania y luego todos los países eran pequeños”, dijo. Gestionada y lograda por la corresponsal de Cope en el Vaticano, la entrevista, de más de una hora, fue realizada por el periodista estrella de esta emisora radial, Carlos Herrera.
Consultado sobre la tragedia que sufre Afganistán luego de la desastrosa retirada de Estados Unidos, el Papa destacó supuestas palabras de la canciller alemana, Angela Merkel, de la que es un ferviente admirador, que, en verdad fueron dichas por el presidente ruso, Vladimir Putin. “Me tocó una cosa que dijo la canciller Merkel, que es una de las grandes figuras de la política mundial, en Moscú, el pasado 20 (de agosto). ‘Es necesario poner fin a la política irresponsable de intervenir desde fuera y de construir en otros países la democracia, ignorando las tradiciones de los pueblos’. Lapidaria. Creo que esto dice mucho, que cada uno lo interprete. Pero ahí me sentí con una sabiduría delante de esto que dijo esta mujer”, afirmó, sin darse cuenta del error de adjudicarle a Merkel palabras de Putin.
Al ser preguntado sobre los cambios emprendidos en su pontificado, que en marzo que viene cumplirá 9 años, Francisco al margen de reiterar que jamás había imaginado ser electo y que, de hecho, estaba seguro de regresar a Buenos Aires, destacó que todo en general es fruto de lo que los cardenales plantearon en las reuniones previas al cónclave. “No hay nada mío inventado, lo que hice desde el principio es procurar poner en marcha lo que los cardenales dijimos en las reuniones precónclave para el próximo Papa: el próximo Papa tiene que hacer esto, esto, esto, esto. Y esto es lo que yo empecé a poner en marcha. Creo que quedan varias cosas por hacer todavía, pero no hay nada inventado por mí. Yo estoy obedeciendo a lo que se marcó en aquel momento”, indicó. En cuanto a la esperada constitución apostólica “Praedicate Evangelium”, que reformará la organización de la curia romana, aseguró que está prácticamente lista y ajustándose. Como había trascendido, confirmó que el dicasterio para la Educación se va a juntar con el de Cultura y “Propaganda Fide” con el dicasterio de la Nueva Evangelización. “No va a haber nada nuevo respecto a lo que se prometió que se iba a hacer. Si hay nuevo, son pequeñas cositas de ajuste”, indicó.
Amén de hablar del escándalo de pedofilia que manchó como nunca la credibilidad de la Iglesia católica –que estalló en tiempos de Juan Pablo II- y de los avances realizados en este campo con una inédita cumbre de los presidentes de las conferencias episcopales y la puesta en marcha de una Comisión para la Protección de Menores, el exarzobispo de Buenos Aires también se refirió a los avances en la limpieza de las antes oscuras finanzas del Vaticano. Y asimismo del juicio por corrupción que comenzó en el Vaticano a fin de julio relacionado con malversación de fondos, en el que por primera vez hay en el banquillo un cardenal, el italiano Angelo Becciu, colaborador suyo a quien obligó a renunciar a sus prerrogativas cardenalicias. “Yo quiero de todo corazón que sea inocente. Además, fue un colaborador mío y me ayudó mucho. Es una persona a la que tengo cierta estima como persona, o sea que mi deseo es que salga bien. Pero es una manera afectiva de la presunción de inocencia, vamos. Ahora, la Justicia es la que va a decidir”, contestó.
“Una cosa linda del otoño argentino, de Buenos Aires, eran los días nublados, de mucha niebla, donde no se veía a diez metros desde la ventana y yo escuchaba a Piazzolla. Eso sí un poco lo extraño, pero Roma tiene sus días de niebla también”
Ante preguntas de tipo más personal, el Papa reiteró que a partir de una promesa que hizo el 16 de julio de 1990 no ve televisión y que, por lo tanto, no vio la reciente Copa América que ganó la Argentina. Confirmó que es una leyenda metropolitana que algunas veces haya salido de incógnita del Vaticano, cosa que hizo solamente tres veces –para visitar a unas monjas, a un amigo y a una escritora– y que luego trascendieron. En este marco, aseguró que jamás tuvo la tentación de vestirse de civil para escaparse del Vaticano.
Confesó, por otro lado, que un poco extraña su Buenos Aires. “La nostalgia mía trato que no sea de tipo melancólico, otoñal, aunque una cosa linda del otoño argentino, de Buenos Aires, eran los días nublados, de mucha niebla, donde no se veía a diez metros desde la ventana y yo escuchaba a Piazzolla. Eso sí un poco lo extraño, pero Roma tiene sus días de niebla también. Nostalgia, no. Ganas de ir de una parroquia a otra caminando, sí; pero nostalgia, no”, sostuvo.
Cuando se le recordó, finalmente, que durante el pontificado fue calificado como “el Papa pop” o “el Papa Superman” –cosas que no le gustan– y se le preguntó cómo le gustaría ser recordado, Jorge Bergoglio contestó en forma similar a las primeras palabras dichas al aceptar su elección en la Capilla Sixtina: “Como lo que soy: un pecador que trata de hacer el bien”.
La Nación