Lisboa vive horas de luto tras la tragedia ocurrida este miércoles en el histórico funicular de la Gloria, que descarriló en pleno centro de la capital portuguesa dejando un saldo devastador: 17 personas fallecidas y 21 heridas, entre ellas turistas de distintas nacionalidades.
El siniestro ocurrió pasadas las 18:00, cuando, según la primera hipótesis de los investigadores, se rompió el cable de seguridad que sostenía al funicular durante el descenso por la empinada calzada de la Gloria. El vehículo, incapaz de detenerse, se precipitó a gran velocidad hasta chocar brutalmente contra un edificio.
“Se deshizo como una caja de cartón, no tenía ningún tipo de freno”, relató una testigo a la cadena SIC, todavía conmocionada por lo que presenció.

Víctimas y heridos: el dolor se extiende más allá de Portugal
Entre las víctimas fatales se encuentra el guardafrenos del funicular, André Jorge Gonçalves Marques, además de un padre de nacionalidad alemana cuyo hijo de tres años sobrevivió con heridas leves. La madre del menor permanece en estado crítico.
De los heridos, al menos 11 son extranjeros: dos alemanes, dos españoles, una francesa, un italiano, un suizo, un canadiense, un coreano, un marroquí y un caboverdiano. Los dos ciudadanos españoles ya recibieron el alta médica.
Los heridos fueron derivados a los hospitales Santa María, San José y San Francisco Javier de Lisboa, así como a centros sanitarios cercanos. Siete de ellos permanecían en estado grave hasta la madrugada del jueves.
El Ayuntamiento de Lisboa decretó tres días de luto oficial y suspendió de manera preventiva el servicio de los otros tres elevadores históricos: Graça, Bica y Lavra, símbolos turísticos de la ciudad. El duelo se extendió a todo Portugal.
El funicular de la Gloria, inaugurado en 1885 y electrificado a comienzos del siglo XX, transporta cada año a unos tres millones de pasajeros, en su mayoría turistas.

Investigación en marcha: ¿fallas de mantenimiento?
La Fiscalía abrió una investigación para esclarecer lo ocurrido. Mientras la empresa de transporte Carris aseguró haber cumplido con todas las rutinas de mantenimiento e inspecciones diarias, representantes sindicales señalaron que existían reclamos previos por problemas en la tensión del cable de tracción, lo que dificultaba el frenado.
Las autoridades barajan como hipótesis principal la rotura del cable de seguridad, aunque no descartan otras fallas técnicas.
Los testigos, vecinos y turistas coinciden en una misma frase: “Fue un descenso desenfrenado, imposible de detener”.
Con información y fotos de france24.com/ REUTERS/AFP