El Concejo Deliberante capitalino aprobó este jueves un nuevo incremento en la tarifa del transporte urbano: el boleto pasará de $1.290 a $1.890, lo que representa una suba del 46%. La medida fue respaldada por diez concejales y rechazada por tres, en una sesión que dejó expuesta la tensión entre la necesidad de sostener el servicio y el impacto en los usuarios.
Desde la oposición cuestionaron la falta de debate profundo y la escasa participación ciudadana en la audiencia pública, donde solo siete personas se inscribieron y seis hicieron uso de la palabra.
Los planteos más reiterados de los vecinos apuntaron a la baja frecuencia de las unidades, la ausencia de recorridos en barrios periféricos y las dificultades de accesibilidad para personas con discapacidad.
El principal debate giró en torno al valor del llamado “boleto técnico”. Mientras las empresas prestatarias reclamaban que el costo real del pasaje debería ubicarse en $2.370, el Ejecutivo municipal defendió una tarifa más baja —$1.890— buscando equilibrar el sostenimiento del servicio con el poder adquisitivo de los usuarios.
Desde el sector empresario argumentan que la actualización responde al incremento del combustible, repuestos, mantenimiento y salarios, en un contexto inflacionario que golpea a todo el sistema de transporte público del país.
El impacto en los bolsillos
El nuevo valor, que comenzará a regir en noviembre, representa un nuevo desafío para las economías familiares. Un usuario que utilice el colectivo para ir y volver del trabajo deberá destinar $3.780 diarios, es decir, alrededor de $75.600 al mes, sin contar trasbordos ni viajes adicionales.