Charrúa, Pampa y Toba son tres guacamayos juveniles que nacieron en libertad en los Esteros del Iberá en el año 2023. Hace unos días, Charrúa fue abatido por un proyectil disparado por una gomera.
Hace 10 años la Fundación Rewilding Argentina, la Provincia de Corrientes y la Administración de Parques Nacionales emprendieron el desafío de traer de vuelta al guacamayo rojo, extinguido en la Provincia de Corrientes (y en toda la Argentina) desde hacía más de 150 años. Hace ya 6 años y después de mucho trabajo y aprendizaje, las parejas libres empezaron a reproducirse, demostrando que la especie se estaba estableciendo con fuerza. Así es como en 2023 nacieron Charrúa, Pampa y Toba y, menos de un año después estaban sorprendiendo con su increíble capacidad de vuelo. Hace algunos días Rewilding Argentina compartió en sus redes el periplo que estos tres individuos estaban viviendo desde que, hace un mes, se aventuraron a volar mucho más allá de Cambyretá, el Portal donde habían nacido.
Gracias al aviso de los vecinos que los pudieron observar durante esta travesía de 350 km, se pudo trazar su impresionante recorrido: Villa Olivari, Isla Apipé Grande, Loreto, Carlos Pellegrini y, finalmente, Concepción del Yaguareté Corá donde se encontraban los tres, hasta hace unos días.
Los pobladores de todas las localidades que los guacamayos visitan alrededor de Iberá, disfrutan de su presencia y los acompañan en sus aventuras. Pero, así como hay muchas manos hermosas que ayudan a que las especies vuelvan, también existen lamentablemente manos dañinas que aún destruyen.
“En esta ocasión tenemos que informar un muy triste suceso: uno de estos guacamayos fue abatido por el impacto de un proyectil en cercanías de la localidad de Concepción” contó Marianela Masat, coordinadora del proyecto de reintroducción de guacamayos rojos en Rewilding Argentina. “El día 29 de septiembre una familia nos informó que había encontrado un guacamayo herido. Rápidamente, acudimos a la dirección proporcionada, donde econtramos a Charrúa con una lesión con sangre en el ala derecha”.

Charrúa fue llevado al Centro de Conservación Aguará para ser atendido por el personal veterinario de la fundación, que le proporcionó los cuidados necesarios y pudo determinar, mediante chequeo visual y placas radiográficas el siguiente diagnóstico: fractura expuesta y falta de un trozo de hueso en el ala derecha. A pesar de la atención brindada, a los cuatro días Charrúa murió.
La ausencia de otras heridas que sugieran el ataque por parte de otro animal, el tipo y la ubicación de la lesión y, además, el reporte de pobladores de la zona de la presencia de un grupo de personas con gomeras y aire comprimido en el día y horario en que el guacamayo fue encontrado herido sugiere que el ave fue disparada con una de estas armas cuando se encontraba en vuelo.
El guacamayo rojo fue declarado Monumento Natural Provincial por el Gobierno de Corrientes en el año 2021 a través de la Ley Provincial 6557. Esta le otorga protección legal con el objeto de evitar su extinción y lograr su conservación y reproducción. Cualquier daño infligido sobre un guacamayo, al igual que sobre cualquiera de las demás especies enmarcadas dentro de la normativa está penado por la ley. En este sentido, se ha radicado una denuncia en la justicia.
El guacamayo rojo cumple con un rol clave dentro del ecosistema del Iberá, esto es, el de dispersión de grandes semillas y frutos de los cuales se alimenta y traslada a través de largas distancias, por lo que es considerado un regenerador de bosques. Además de su valor ecológico, el guacamayo rojo, por su gran carisma y atractivo visual, representa un potencial como recurso ecoturístico que puede ser aprovechado por las comunidades que tienen el privilegio de contar con su presencia.
“Detrás de la gran aventura de estos tres hermanos guacamayos hay mucha gente en las distintas localidades que se tomó el tiempo de sacarles fotos y videos y dar avisos al personal del proyecto. Gracias a estas personas pudimos descubrir su increíble viaje por Iberá. También hay una familia que encontró a Charrúa herido, tuvo el enorme gesto de protegerlo de otros peligros y rápidamente buscar la forma de comunicarse con nosotros. Personas como ellos nos dan la esperanza de que el Iberá puede y de hecho está volviendo a ser un ecosistema completo y funcional con todas sus especies presentes” concluyó Marianela Masat.