El presidente atraviesa el sprint final de su primer año de gestión. En 30 días el Congreso dejará de ser un problema. Los números de las últimas encuestas y la decisión que puede cambiar todo.
A la oposición le queda poco tiempo para intentar forzar alguna de sus iniciativas o incluso intentar derogar algún decreto presidencial. Algunos de esos debates están muy avanzados y podrían tratarse antes de fin de noviembre; otros difícilmente prosperen:
- Ley que regula el tratamiento de los DNU. Es clave para impedir que el Presidente siga gobernando por decreto (ver en subtitulo aparte).
- Presupuesto (Milei necesita aprobarlo sin grandes cambios).
- Pedido de juicio político a Milei (un proyecto del senador de Chubut, Carlos Linares).
- Pedido de devolución de retenciones cobradas a Formosa (fue presentado por el exoficialista Francisco Paoltroni, pero la oposición quiere habilitarlo cuanto antes como propio).
- Ley de juicio por jurado (hay acuerdo general, pero la oposición no quiere la toga ni ek martillo).
Además, están en carpeta el rechazo a dos DNU: el 846/24, que flexibiliza las condiciones para hacer canje de deudas; y el 70/23 (conocido como MegaDNU) que ya fue rechazado en el Senado y está cajoneado en Diputados. Cada tanto a alguien se le ocurre desempolvarlo.
Sobre los decretos hay una discusión reglamentaria sobre si se podrían tratar en el receso o no.
¿Qué pasa después del 30 de noviembre? Milei puede prorrogar el período de sesiones ordinarias (y con esto da vía libre al Congreso para que siga discutiendo cualquier tema) o convocar a extraordinarias y limitar la labor del Parlamento a los temas que el Ejecutivo considere. Seguramente van a ir por ese camino.
La encuesta que cambia todo
Milei recibió en su despacho una documento que lo cambia todo. Es un trabajo de la consultora Opinaia, la favorita del Presidente porque en 2023 fue de las que mejor predijo el resultado final.
En los primeros días de octubre, esta consultora había registrado un quiebre de tendencias, donde el Gobierno empezaba a ver una baja en su imagen y de las expectativas de la gente. Pero a fin de octubre, todo volvió a mejorar:
- La sociedad sigue partida: 51% en contra y 49% a favor. Es un empate técnico que devuelve al Gobierno a sus mejores niveles de aprobación.
- El Presidente tiene 45% de imagen positiva. Altísimo después del ajuste feroz.
- Retrocedió la proporción de argentinos que considera que la situación económica del país es mala (60%) y crecieron los que creen que es “regular” (paso del 27% al 32%). Nada para festejar pero la tendencia es positiva.
- Las expectativas también mejoran levemente después de varios meses de caída.
- El 52% de la gente responsabiliza a Alberto Fernández por la crisis y solo un 29% a Milei (el 19% restante a Macri).
- El 53% dice que lo votará el año que viene o podría votarlo, contra el 40% del kirchnerismo.
Este número es quizás el más importante: después de un año de gestión, apenas pierde 3 puntos de intención de voto probable. El techo sigue siendo alto.
El valor simbólico de la encuesta
Esta encuesta es muy importante por tres factores:
- Le da oxígeno al Gobierno en las expectativas y le da más margen de maniobra. Se ratifica la hipótesis de que en la medida que pueda mostrar un control de la inflación (y estabilidad en el dólar) la opinión pública lo va a acompañar. Consultoras privadas dicen que la inflación de octubre podría dar por debajo de 2 puntos.
- La buena respuesta en las encuestas calma también al frente político. Especialmente teniendo en cuenta que la oposición dialoguista tiene mayor representación en provincias en las que a Milei le va muy bien. ¿Por qué senador no peronista de Mendoza votaría en contra del Gobierno que tiene amplia popularidad?
- Contiene un posible desborde social en diciembre, que por historia y tradición suele ser un mes conflictivo.
Los cambios en Cancillería
A pesar de los buenos números, los problemas de la gestión siguen. A un año de gobierno, todavía parecería ser que Milei no logra encontrarle la vuelta a algunas situación. Esta semana decidió correr a su canciller Diana Mondino, enojado porque la Argentina votó en la ONU en una dirección contraria a la que él pretendía.
“La Argentina atraviesa un período de cambios profundos, y esta nueva etapa exige que nuestro cuerpo diplomático refleje en cada decisión los valores de la libertad, soberanía y derechos individuales que caracterizan a las democracias occidentales”, decía el comunicado.
Todos los países del mundo (menos Estados Unidos e Israel, que tiene que acompañar a Washington en un contexto en que su soberanía se ve amenazada) apoyaron a Cuba. Incluyendo los países democráticos y occidentales a los que Milei dice mirar.
El Presidente es el que maneja la orientación de la política exterior argentina y tiene todo el derecho a hacer cumplir sus órdenes. La amenaza final del comunicado cayó muy duro hacia adentro del cuerpo diplomático.
¿Estaba enterado Milei de lo que iba a votar la Argentina?
- Si no estaba, la gestión tiene un serio problema de comunicación interna y de liderazgo.
- Si estaba y no hizo nada es un escándalo, porque denotaría que es un presidente sin capacidad de ordenar a sus ministros.
Sorprendió la velocidad de los medios paraoficiales a la hora de celebrar primero la votación y después el despido de la canciller. Los libertarios se llevaron el librepensamiento a marzo.
El juego de los diplomáticos
El mundo mira con desconfianza al gobierno argentino y la excentricidad de un presidente que acusa a todos los países de comunistas, incluso a aquellos que hicieron un gran esfuerzo por incorporarse al mundo capitalista.
Un gesto en ese sentido se dio esta semana en una cumbre en la residencia del embajador de Alemania.
Embajadores y diplomáticos de 30 países firmaron una declaración (con foto), a horas de una nueva marcha del Orgullo, “para expresar nuestra solidaridad y apoyo a las personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer en Argentina y en todo el mundo”.
Se trata de un gesto inequívoco que mete ruido en las relaciones con el mundo occidental. El nuevo canciller, Gerardo Werthein, debería tomar nota. “En el lenguaje diplomático ese gesto vale más que mil palabras”, dijo a A24.com un diplomático de carrera. “¿Qué le van a decir las representaciones diplomáticas a los inversores de su país si preguntan por Argentina?”, se cuestionan.
En el centro de la escena apareció Marc Stanley, embajador de los Estados Unidos.
El giro estatista de Milei
La mejora de los índices de aprobación, con algunos resultados económicos favorables, como la baja de la inflación o el éxito del blanqueo ayudan a que el Gobierno redoble la apuesta política.
Esta semana se vieron varios giros peligrosos con el Gobierno envalentonado:
- Los pasajeros de trenes que circulaban por las principales estaciones escucharon una voz tipo el “gran hermano” de la novela 1984 en que se repetía una y otra vez quiénes eran los responsables de que los trabajadores no pudieran viajar.
- Los argentinos que tienen la App “Mi Argentina” recibieron una notificación el martes por la noche advirtiendo que por culpa de “Biró y Moyano” al día siguiente no habría transporte.
- El Presidente se paró en un atril el 30 de octubre a hablar mal de Raúl Alfonsín y a criticar el mote de “padre de la democracia”. No fue casual la elección del día. Se habían cumplido 41 años de su elección como presidente.
- También lo acusó a Alfonsín de haber sido el impulsor del golpe a De la Rúa, una observación que desconoce la magnitud de la crisis económica de 2001 y el grado de desgobierno que existía en aquellas horas dramáticas.
- El sábado se conoció que ingresaron vándalos al comité central de la UCR y destrozaron las instalaciones y se robaron computadoras. Lejos de repudiar la situación, el Presidente culpó a la víctima.
Javier Milei no cree en la democracia como forma de gobierno, al menos tal como la conocemos. Su máximo referente, Murray Rothbard, es explícitamente crítico de la democracia como forma de gobierno.
El Presidente ya había sido crítico al “consenso democrático” en una reciente entrevista con Antonio Laje. “El consenso alfonsista, la corrección política, esta forma socialdemócrata de entender la vida fracasó. Y nosotros venimos a decir basta, se acabó la decadencia argentina e iniciamos un camino para ser en 35 años una potencia mundial”.
Incluso en la misma entrevista, dijo: “Yo juego con las reglas del juego que plantea el sistema. Yo respeto las reglas”. Es cierto, en ningún momento Milei intentó atajos para imponer sus reformas. Pero habla de las reglas como algo externo, como algo que no comparte. Es el mismo lenguaje que usa la izquierda troskista.
Doble vara
Unas preguntas para finalizar
- ¿Por qué al kirchnerismo se le criticaba 678 y a Milei no los medios paraoficiales?
- ¿Por qué al kirchnerismo se le criticaba el uso de los recursos públicos para perseguir opositores y a Milei no?
- ¿Por qué al kircherismo se le criticaba la apropiación de símbolos patrios y a Milei no?
- ¿Por qué al kirchnerismo se le criticaba la ley de DNU semimonárquica y a Milei no?
- ¿Por qué al kirchnerismo se le criticaba que apriete funcionarios de carrera y a Milei no?
Este columnista (o sea yo) va a criticar siempre esa metodología. Aunque me guste más o menos la política económica del gobierno de turno; aunque esté más o menos de acuerdo con su ideología… aunque me guste más o menos la peluca del presidente.
(*) Por Pablo Winokur – La Jungla del Poder