“No lo puedo probar”, “…trate de armar una hipótesis…”, “…me contaron…”, “no me acuerdo…”, “pruebas no las tengo…”, “cometí un error…”, “lo que cuento en el caso es una hipótesis…”, “tengo el error…”, “fui armando esta historia…”, “comenzó a correr la voz…”, “no lo recuerdo…, “no lo recuerdo…, “no lo recuerdo….”
De golpe el movilero de un canal de TV de Buenos Aires, que desde 9 de Julio montó un show alrededor de la desaparición de Loan Danilo Peña parece haber perdido la memoria. Es que cuando se sentó a la juez Federal Cristina Pozzer Penzo no repitió lo que decía al aire en el canal o en sus redes sociales, donde con cierto aire de suficiencia decía: “les cuento la posta?” y afirmaba que se fue (de 9 de Julio) “porque considero que todo lo que se hace ahora es circo”, y agregaba “hay mucha mentira, hay necesidad de hacer rating”.
Decía que había muchas mentiras y ahora se sabe que agregaba mentiras que, ante la Justicia, trató de disfrazar de “…trate de armar una hipótesis…”. Dando por sentado que sus palabras revelaban la verdad, dijo en sus redes que “lo que sucedió es que iban a entregar a uno de los seis chiquitos que estaban sentados en la mesa de chicos. Los iban a vender. Iban a entregar a uno de ellos, y llegó Loan, llegó Loan, Loan era más caro. Era más chico, y pagaron más por Loan. Compraron a Loan más caro”.
Afirmó también en sus redes sociales que “esta gente se dedicaba a vender bebés. Benítez embarazaba a las nenas de 16 años, 15. Caillava – Pérez eran quienes le decían te vamos a cuidar. Caillava era quien con su lugar en la política acompañaba el proceso de parto en una clínica en Resistencia, Chaco, que ahora no existe más. Esa clínica ahora cuando se desató todo esto ahora hay un parri pollo, no está más la clínica. De un día para el otro la desmantelaron toda….”. Una historia realmente delirante y que podría decirse producto de una mente infantil o enferma. Hasta precios de cuanto salía un chico entero o desmembrado se atrevió a dar.
Quien creó esta macabra historia para difundirla por medios y redes sin tener ninguna prueba al extremo de que no pudo sostenerla ante la Justicia, es Alejandro Puebla, un movilero formado en la escuela amarillista de Crónica y hoy en la pantalla de América 24 y gracias a su historia, que confesó inventada, ganó sus cinco minutos de fama. No sólo ante la Justicia admitió sus inventos, días antes al aire de América dijo que “me contaron que puede ser que en unos días tengamos que pedir disculpas y desdecirnos de muchas cosas que dijimos”, ya abría el paraguas por las dudas.
La citación de la Justicia a Puebla llegó como producto de la presentación realizada por el fiscal de Estado, Horacio Ortega. Fue una de las testimoniales que reclamaba cuando pidió que el estado provincial sea querellante en la causa, pretensión que finalmente fue rechazada aunque está pendiente de resolución su apelación.
Ante la Justicia, Puebla se mostró muy diferente que ante las cámaras de TV o en sus redes sociales. No podía materializar sus fantasías. “No puedo probar porque es gente que no se anima a hablar, gente que se nos acercó y que cuando le decíamos si se animaban a denunciar decían que no porque tenían temor….., arrancó justificando sus historias y admitiendo implícitamente que reglas básicas del periodista como: dar información precisa, chequeada y creíble, cuanto menos no es parte de su forma de trabajo.
Puebla, quien en algún momento dijo en vivo al aire que el gobernador Gustavo Valdés lo llamo para amenazarlo, también se desdijo de eso: “…cometo un error en el vivo cuando dije que me llama Valdés. En realidad el llama a una radio y dice en vivo, Nahuel Suárez me lo cuenta, eso lo tomé como algo intimidatorio, si es que esa entrevista existió, habría que chequear esa noticia” admitió, revelando una vez que el chequeo de lo que dice al aire queda sepultado por el show y tal vez algo más.
En sus declaraciones ante la Justicia, dejó al descubierto su escasa seriedad informativa: “lo demás que cuento en el caso es una hipótesis, tengo el error de no decirlo en potencial, pero es lo que fui armando los días que estuve…” dijo confesando sus prácticas.
El movilero de un canal que cuando es llamado ante la Justicia termina confesando que todas sus afirmaciones al aire y en redes son productos nada mas y nada menos que de sus fantasías. Otro que se mete a una propiedad privada, la casa junto a la parroquia, sin permiso de nadie y comienza a revisar lo que hay en los muebles y hasta en los bolsos que había en el lugar; otra movilera que dice que ella va adelante y más rápido que la Justicia y que consigue lo que jueces y fiscales no consiguen. Canales de TV que toman como seria y válida la palabra de personajes que no están ligados a ningún medio de comunicación y son conocidos operadores políticos. Medios que dan nombre y exhiben el rostro de menores de edad ocasionándoles perjuicios inimaginables. Canales que pasan los videos de Cámaras Gesell exponiendo menores y violando justamente lo que con ese sistema se busca proteger. Periodistas, siempre de medios de Buenos Aires, que junto a abogados y abogadas mediáticos revelan pistas que supuestamente conducirían a Loan, pero que se parecen más a un alerta a quien haya podido ser el victimario de Loan.
Ese es el apretado y rápido muestrario de las prácticas de los Canales de TV de la ciudad de Buenos Aires que desplegaron sus equipos en 9 de Julio como si fueran alguna especie de liga de la justicia que llega en salvación de algo, que no es precisamente Loan, ni la decencia periodística, sino el alicaído rating que solo creen poder recuperar, efímeramente vale aclararlo, con amarillismo puro y despiadado.
(*) Alfredo Zacarías, periodista, La República Corrientes
