La votación golpeó nuevamente a La Moneda, que sufrió su segunda derrota electoral consecutiva después del plebiscito de septiembre de 2022. Chile Vamos fue el otro gran derrotado de la jornada, aun cuando conserven la posibilidad de ser bisagra de eventuales acuerdos en el Consejo Constitucional.
Pasadas las 19:00, las banderas chilenas comenzaron a agitarse en la sede del Partido Republicano. A esa hora, los resultados de Magallanes, además de los conteos preliminares a boca de urna, comenzaban a configurar un cuadro extremadamente positivo para la colectividad que lidera José Antonio Kast. Minutos después, los resultados que fueron confirmándose superaban incluso los pronósticos más optimistas que circulaban en días previos.
Según los últimos cómputos difundidos anoche por el Servicio Electoral (99,9%), los republicanos obtenían un 35,4% de los votos, lo que se traducía en 22 integrantes para el nuevo Consejo Constitucional, que finalmente estará compuesto por 51 miembros, ya que uno de los dos candidatos de los pueblos indígenas consiguió la votación necesaria para formar parte del organismo. El Consejo será la instancia encargada de perfilar una nueva propuesta de Constitución, junto a la Comisión Experta y el Comité Técnico de Admisibilidad.
Gracias a la contundente votación obtenida por el partido de Kast -3,4 millones de votos- superó por si solo los 21 escaños necesarios para tener poder de veto y bloquear cualquier iniciativa que se intente plasmar en el texto. Desde otro punto de vista, los republicanos quedaban a un paso de aprobar contenidos constitucionales, ya que se necesitan tres quintos, es decir, 31 votos. Así, les faltarían sólo ocho constituyentes más para imponer sus términos. Una eventual alianza de los distintos partidos de derecha (republicanos, UDI, RN y Evópoli) sería más que suficiente para tomar el control del proceso constituyente, ya que suman 33 escaños.
Además de propinarle una dura derrota al oficialismo -cuya lista Unidad para Chile logró solo 17 escaños, mientras que Todo por Chile (PPD, DC y PR) no consiguieron ninguno-, el Partido Republicano provocó un terremoto en Chile Vamos, que obtuvo 11 escaños (21%).
“Hoy día los chilenos derrotaron el desgano, la apatía y la indiferencia. Hoy millones de chilenos han salido a las calles y han concurrido a las urnas para dar una señal fuerte y clara del rumbo que quieren para nuestro país… Han triunfado las ideas del sentido común”, resaltó Kast en su discurso tras los resultados.
En su intervención, Kast hizo, además, una suerte de amago para despejar una de las principales incógnitas de la etapa que viene, aunque no dio muchas luces: “¿Qué van a hacer los consejeros Republicanos en el Consejo Constitucional? La respuesta es evidente. Lo mismo que hemos hecho siempre, que es amar profundamente a nuestra patria, actuar con humildad, responsabilidad y con compromiso para con Chile”.
Los derrotados
A diferencia de los festejos que comenzaron temprano en la sede republicana, en calle Presidente Errázuriz, el cuadro era trágico en las otras listas, incluyendo a Chile Vamos, que compitió bajo el nombre de Chile Seguro. Pero la votación golpeó con más dureza a La Moneda, que sufría su segunda derrota electoral consecutiva después del plebiscito del 4 de septiembre de 2022, cuando la propuesta de la fallida Convención Constitucional fue rechazada por un 61,89% de los votos.
Entonces uno de los argumentos que sostenía el oficialismo era que esta votación del Rechazo no era completamente atribuible a la derecha. El problema es que la sumatoria, en términos porcentuales, de las dos listas de derecha más el Partido de la Gente se acercaba al 62%, confirmando así el giro político en el electorado. Ello dejaba en un pie forzado al gobierno del Presidente Gabriel de Boric, que en la práctica quedó con un margen muy reducido para influir en la redacción de la nueva Carta Fundamental.
En ese sentido, los 17 escaños oficialistas obligan a ese sector a tender puentes incluso más allá de Chile Vamos (UDI, RN y Evópoli), incluso hasta el Partido Republicano para tratar de incluir iniciativas en el texto constitucional. Anoche, a pesar de que no estaba previsto que hablara inicialmente, el Presidente Boric salió a hacer frente a la derrota con un cierto tono de humildad. “El proceso anterior fracasó -y debemos decirlo-, fracasó porque no supimos escucharnos entre quienes pensábamos distinto (…). Llamamos al Partido Republicano a no cometer el mismo error que cometimos nosotros en su momento”, dijo, destacando que la mayoría de esa colectividad en el nuevo órgano es incuestionable. A su vez, dio una señal a Chile Vamos: “Los invito desde ya a construir grandes acuerdos”.
Tras sufragar en Magallanes, Boric también dio otra señal y expresó que “no se inmiscuirá en el proceso”. “Vamos a respetar plenamente la autonomía del órgano en su deliberación”, aclaró. Ello supone que La Moneda optaría por un diseño de “intervención” indirecto y más subterráneo, lo que complejiza aún más la posibilidad de incidir en las conversaciones por el nuevo texto. En vista de la configuración del Consejo Constitucional, si es que la política de acuerdos fracasa, la última alternativa del bloque gubernamental sería tratar de incidir a través de los espacios reglamentarios que ofrece la Comisión Experta, pero siempre en alianza con la derecha tradicional.
Chile Vamos (UDI-RN-Evopoli) fue el otro gran derrotado de la jornada, aun cuando conserven la posibilidad de ser bisagra de eventuales acuerdos. De hecho, sus candidatos tuvieron un peor desempeño que los postulantes del oficialismo (11 contra 17). Si bien algunas victorias personales, como la de la presidenta de Evópoli, Gloria Hutt, en la Región Metropolitana, aliviaron el cuadro negativo en ciertos sectores de la derecha tradicional, los resultados fueron frustrantes para la UDI (6 escaños) y RN (4 escaños). En este último partido inmediatamente surgieron voces pidiéndole la renuncia al presidente de Renovación Nacional, Francisco Chajuán, que en los días previos, confiado en que obtendría un buen desempeño, insistió en que los comicios serían una suerte de plebiscito al gobierno.
Derrumbes históricos
En el caso de la UDI, las derrotas más dolorosas fueron la del exministro del Interior, Rodrigo Delgado, y del exdiputado Jorge Ulloa, quienes corrían como favoritos. El cuadro más trágico de la jornada, en todo caso, era el de la lista Todo por Chile, integrada por la DC y dos colectividades oficialistas, el PPD y el Partido Radical. Esta lista, que obtuvo cerca de un 8,9% de la votación nacional, no lograba ningún cupo en el Consejo Constitucional, lo que implicaba una derrota de ribetes históricos para estas tres fuerzas.
Desde su fundación en 1957, la DC siempre había logrado al menos un escaño en elecciones generales de cuerpos colegiados (parlamentarias, municipales, regionales y de constituyentes). Esta era la primera vez que los democratacristianos (incluso desde los tiempos de la Falange entre 1941 y 1957) que no elegían a uno de los suyos en comicios generales.
Lo mismo ocurría con el PPD, que desde su fundación en 1989 siempre tuvo algún tipo de participación política. El precedente de los radicales era más antiguo. La última vez que no alcanzaron un cargo de elección popular fue las parlamentarias de 1912. Un factor que incidió en la derrota de estos partidos fue la decisión de presentarse en una lista separada con las fuerzas de izquierda que hoy son parte del gobierno (el PC y el Frente Amplio). Esa situación puso en una disyuntiva al PS, que al final optó por presentarse en la lista Unidad para Chile, junto a las fuerzas de izquierda desde la que surgió la candidatura presidencial de Gabriel Boric, desechando no competir al lado de sus antiguos aliados de la Concertación (PPD, DC y radicales).
La presidenta del PPD, Natalia Piergentili, quien salió derrotada en la competencia por la Región Metropolitana, si bien negó que ir separados hubiera cambiado el derrotero, sí admitió que no ir en el mismo pacto con el PS les afectó. De todos modos, el PS obtenía 6 escaños, mientras que RD obtuvo 4, Convergencia Social 4, el PC 2 y Comunes 1. Desde el punto de vista del número de votos, el Partido Comunista se impuso como la mayor fuerza de su sector, con el 8,07%, es decir, 785 mil sufragios. Al mismo tiempo, el Partido Socialista obtenía un 5,96% (580 mil votos), Convergencia Social 5,71%, Revolución Democrática 4,33%, Comunes 2,24%, el PL 1,1%, la Federación Regionalista Verde Social 1% y Acción Humanista 0,07%.
El quiebre que se generó con la separación de listas no se logró resolver en todo el período de campaña y ayer los dos pactos afines al Ejecutivo esperaron los resultados por separado.
Participación y votos nulos
Otro derrotado fue el Partido de la Gente (PDG), que a pesar de las apuestas para sacar 4 o 5 consejeros, no logró ningún cupo y su votación estuvo en el orden 5,4% a nivel nacional, es decir, 534 mil votos.
En el aeropuerto, ad portas de embarcarse a Estados Unidos y cuando todavía el Servel no daba a conocer ni el 1% de los votos contabilizados, el excandidato presidencial y fundador del PDG, Franco Parisi, dijo que la situación de candidata por Arica, Karla Añes -de quien se supo fue condenada a cinco años y un día de cárcel por narcotráfico, “nos pegó mucho más fuerte de lo que esperábamos”. “Lamentablemente creemos que va a estar un poco polarizada la nueva planilla del Consejo Constituyente”, agregó.
En términos de participación, los electores estuvieron en el orden de los 12,4 millones. Si bien la cifra estuvo debajo de los 13.028.739 que votaron en el plebiscito de salida de 2022, superaba la cantidad de personas que concurrió a sufragar en las últimas elecciones presidenciales.
El dato llamativo fue la cantidad de votos nulos, los que sumados a los blancos llegaban al 21,5% (2,6 millones de votos). Sin embargo, existen pocos precedentes de comicios con voto obligatorio e inscripción automática (que tampoco es voluntaria al momento de incorporar a los ciudadanos al padrón electoral), por lo tanto tampoco era una cifra muy inusual respecto de los 17,75% de votos nulos y blancos que hubo, por ejemplo, en 1997. En ese año, había un segmento de la población en edad de votar que no estaba inscrito en los registros electorales.
Fuente: latercera.com