La frase resume la esencia de “Isa”: “ayudar a las personas de todas las formas posibles”, como él mismo lo dice en la entrevista que concedió a UNNE Medios, tras haberse graduado de Enfermero en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Nordeste. En el Día Internacional de la Visibilidad Trans, compartimos su historia.
Isaías Díaz Nuñez, es un joven transexual que días atrás obtuvo el título intermedio de la Licenciatura en Enfermería. “Fue una emoción. Antes de recibir la nota estaba muy nervioso, y cuando me dijeron que aprobé lloré un montón”, recuerda el pasado primero de marzo, cuando aprobó el Examen Clínico Objetivo Estructurado (ECOE), la evaluación final que se realiza después de las prácticas.
“Estaba muy orgulloso de mi, muy contento porque sabía que hubo mucho esfuerzo de muchas personas detrás de mí”, agrega e inmediatamente aparece Yolanda, su abuela paterna y una persona clave en su vida: “por mi abuela, la llamé y estaba muy contenta”, cuenta aún emocionado.
Antes llamó a su mamá. La primera a quien le contó que se sentía varón, y la primera a quien quiso contarle la noticia del título. “Le dije “ma, me recibí”; y se largó a llorar, y lloré yo también. Fue felicidad absoluta”, cuenta más sobre ese día.
Con una conciencia y generosidad que lo caracteriza, Isaías detuvo unos instantes su alegría personal y reflexionó sobre su realidad y la de tantas personas transgénero y transexuales. “Me puse a pensar, y no creía que iba a llegar tan lejos. Por muchas cuestiones, económicas, de identidad”, dijo y contó un sentir generalizado en la comunidad trans: “nosotros a veces tenemos metido en la cabeza que no vamos a llegar muy lejos en la sociedad porque somos como somos”, aseguró con tristeza. Pero la alegría del logro devolvió la sonrisa: “se llegó, se pudo. Y estoy plenamente feliz”.
Con 23 años y un diploma en mano, va en busca de otro. “Ahora a seguir con la Licenciatura”, dijo. “Siempre hacia adelante”, como le inculcó Yolanda.
Una historia para contar
“¿Por qué crees que tu historia merece conocerse?”, le preguntó UNNE Medios al flamante enfermero. “No por mí, sino por el colectivo trans”, respondió de inmediato con humildad. “Siento que si se conoce mi historia, van a haber más personas trans que se animen a ingresar a la universidad, a terminar sus estudios, a mostrarse un poquito más y luchar por lo que quieren o les gustaría hacer”, agregó.
“Soy una persona que se preocupa mucho por los demás, al punto de quizás involucrarme o hacer cosas que quizás no me corresponden, pero siempre trato de hacer todo lo que esté a mi alcance para que las personas estén bien, y para poder ayudarlas de todas las formas posibles”, dice también para responder a la pregunta de “¿Quién es Isaías?”.
El jóven que hoy gracias a la Ley de Identidad de Género es reconocido por como se autopercibe, asegura que mas allá de su niñez y adolescencia, “Isaías siempre fue Isaías”. “No siento que haya cambiado mi forma de ser, de pensar, de comportarse en sociedad, de tratar a las personas. Isaías siempre estuvo. No siento que haya un antes y un después con respecto a la personalidad. Solamente fue un cambio físico que no influyó en nada como persona”, reafirma.
Es que Isaías tuvo la suerte de contar con una madre, un padre y un entorno que le permitió criarse en libertad. Contó y cuenta con una familia que no lo censuró, no lo escondió, ni se avergonzó de él. Entre tantas formas en que la mayoría de las veces reaccionan las familias ante casos en que la genitalidad con que nacen hijos e hijas no coincide con su autopercepción.
“NO TUVE UNA INFANCIA DIFÍCIL NI NADA, PORQUE MIS PADRES SIEMPRE ME DEJARON SER. NO TENÍA LIMITACIONES EN CUANTO AL JUEGO, A LOS JUGUETES, A LA FORMA DE VESTIRME. SIEMPRE ME DEJABAN ELEGIR QUE PONERME”, ASEGURA.
Este joven considera “que nacemos trans, desde el momento cero sabemos que no estamos en el cuerpo correcto”. Por ello, el respeto y apoyo familiar resulta clave: “yo transicioné toda mi infancia. Pasé toda mi infancia creyendo que era un varón, siempre me comporté como tal. Nunca tuve amiguitas, siempre tuve amiguitos. Era un varoncito más”, recuerda.
La autoestima que eso cimentó le permitió encontrarse, seguro de sí mismo. “Llegando a la adolescencia descubrí que no estaba conforme con mi cuerpo, según mi identidad de género. Entonces me puse a investigar, con doce años, todavía no sabía que existía la Ley de Identidad de Género, no sabía que existían varones trans, entonces me costó un poquito. Pero ni bien tuve acceso a la información supe que era un varón trans”, recuerda esa etapa de su vida.
Para los 14 años Isaías estaba comenzando la transición: “ya me había cortado el cabello, ya me ponía más ropa de varón”, cuenta pero insiste: “siempre fui yo, sólo cambió mi aspecto, pero el resto de mi persona sigue igual”.
Pero a pesar de esas ventajas, también para este joven el proceso tuvo sus dificultades. “Porque no sabía que existían varones trans, no tenía información”, dice y agrega que allí mucho tiene que ver su lugar de orígen. “Vengo de un pueblo chico en el que no habían personas trans visibles, entonces me costó mucho entender quién era y quién quería ser”, explica.
En ese contexto, al principio Isaías guardó para sí su sentir; hasta que un día su mamá hizo una pregunta clave y escuchó de boca de su hijo esa verdad que siempre supo.
Desde el amor de madre le brindó su apoyo absoluto. Incluso, para ofrecerle un acompañamiento psicológico que ayude a toda la familia a transitar este camino. El trabajo con una profesional capacitada fue de suma importancia. “Ella entendía todo, y me ayudó un montón con el tema de la transición, y a mis padres a entender”, asegura Isa agradecido.
Sobre todo con su papá, al que le “costó un poquito entender, aceptar. Pero con el tiempo se fue adaptando, fue aceptando y hoy en día estamos re bien”, cuenta lleno de felicidad.
“En mi entorno nunca me sentí excluido”, asegura también y a modo de ejemplo recuerda a sus “compañeritos” que lo incluían en sus juegos. “Yo quería jugar en ese entonces a las bolitas y podía jugar con ellos tranquilamente”, dice.
“Y en la secundaria lo mismo”, agrega. Isa fue al Jardín y la primaria de la Escuela Normal Superior Nº 3 “José Manuel Estrada”, y el secundario lo cursó en la Escuela Provincial de Educación Técnica N° 10 “Dr. Luis Federico Leloir”, de Puerto Rico, Misiones.
La identidad y el DNI
El Derecho a la Identidad Personal es uno de los derechos fundamentales de todo ser humano, incluido en la Convención sobre los Derechos del Niño (1989), en la Constitución Nacional Argentina (reforma de 1994), entre otras normativas. De la mano viene la importancia del Documento Nacional de Identidad (DNI), que permite probar esa identidad y ejercer otros derechos fundamentales.
Pero para la comunidad trans, acceder a esos derechos implica al menos ocuparse de tramitar sus nuevos DNI. La Ley de Identidad de Género, N°26.743, sancionada en 2012 por el Congreso de la Nación Argentina, es una herramienta clave en este contexto.
A los 18 años, Isaías pudo cambiar su DNI; “cambiar mi sexo en el documento”, explica y cuenta que a partir de allí, empezó a hacer valer sus otros derechos: “por ejemplo que en el establecimiento (educativo) me llamen por mi nombre, ir a educación física con los varones, y demás”. “Pero no tuve ningún tipo de barrera”, aclara nuevamente, consciente del valor que eso representa en un ambiente en el que son más los casos en que deben luchar contra la desinformación, la falta de respeto, la poca empatía.
La salud, como espacio de ayuda
Terminada su secundaria, y una vez más motivado por su abuela de 78 años, Isaías eligió y pudo continuar sus estudios universitarios. Se trasladó entonces a la ciudad de Corrientes, y comenzó la carrera de Enfermería en la Facultad de Medicina de la UNNE.
“¿Porqué Enfermería?”, pregunta UNNE Medios. “Porque es una profesión para la cual se necesita mucho amor hacia las personas, mucha dedicación. Es lo que me gusta, ayudar a las personas, de todas formas; pero en cuanto a la salud siento que es lo más importante que tenemos. Entonces ayudar desde ahí, es como ayudar en todos los ámbitos de la vida. Porque si uno está bien de salud, puede procurarse un trabajo para estar bien económicamente, y demás”, responde y transmite la pasión que su carrera le genera.
Para poder ayudar, en 2019 Isa se sumó al equipo de los “consultorios inclusivos” ubicados en la Facultad de Medicina y en el Hospital Llano, de la ciudad de Corrientes. Ámbitos “súper significativos”, dice, ya que allí pudo experimentar en primera persona la importancia de garantizar el acceso a la salud de las personas trans, quienes históricamente han sufrido discriminación en éste ámbito. Destaca además la predisposición del equipo de los consultorios.
Su aporte también está en ATTTA, Asociación Argentina de Trans Travestis y transexuales de la Argentina, filial Corrientes, organización a la que se sumó el año que llegó a Corrientes y luego fue coordinador. Espacio en el que encontró un apoyo muy valioso, lejos de su hogar y familia. Y en el que conoció a su compañera Solange Ayala, y a su amiga Leticia Gauna, también muy importantes en su vida.
El trabajo, el estudio y la perseverancia
Isa se define como una persona “laburadora, que lucha por las cosas que quiere”. El diploma recientemente logrado es prueba de ello.
Es mérito suyo pero también de los suyos. Especialmente de su abuela Yolanda. “Ella fue la que me enseñó desde chiquito que si yo quería una remera, un pantalón o lo que sea, tenía que ordenar mi pieza, ayudarla con la cocina. Todas esas cosas que son valores que me fue enseñando”, cuenta orgulloso.
“Ella es parte de todo lo que soy hoy. Lo trabajador, eso de siempre seguir para adelante, de no rendirme, todo eso se lo debo a ella. Ella es mi motor siempre para seguir adelante”, agrega con emoción.
“Incluso hoy me sigue impulsando porque me dice “no dejes de estudiar, nunca hay que dejar de estudiar”, cuenta y sonríe. Y con esa misma premisa se prepara para ayudar a su hermano dos años menor que él, y sus hermanas de 16 y 13, “para que vengan a estudiar en la universidad”.
Aulas más inclusivas
En su etapa universitaria, Isaías asegura no haber sentido discriminación, “pero quizás porque pasé un poco desapercibido”, aclara y explica algunas diferencias entre los varones y las mujeres trans.
“En mi caso por ejemplo, si yo no digo que soy un varón trans, por ahí la gente no se da cuenta. Y eso es como un privilegio que tenemos los varones trans, al transicionar, porque todo lo que sea relacionado a lo masculino, lamentablemente en la sociedad pisa más fuerte. Entonces está bien ser hombre, y pasa más desapercibido”, explica.
Eso sucede por muchas razones: “por ejemplo porque el tratamiento hormonal en los varones trans, genera cambios físicos más notorios, nos crece bello, nos cambia la voz, hay una redistribución de grasa que ayuda a tener un porte más másculino según lo que nos marca la heteronorma”, explica.
“Y todas esas cosas hacen que el desarrollo o la transición del varón trans, sea más rápida o más efectiva en cuánto a lo hormonal. Que es la desventaja que tienen las chicas, que con las hormonas los cambios no son tan notables, entonces cuesta un poco más esto de pasar desapercibido”, agrega.
Un mensaje y un deseo
En base no solo a su experiencia personal, sino también de otras tantas que conoce; Isa aporta sugerencias para que más personas trans avancen en los distintos niveles educativos. “Lo principal para mejorar los espacios educativos, desde el jardín de infantes hasta las universidades, es más capacitaciones. Para que sepan tratar a las personas trans”, asegura.
“Por ejemplo, hay personas que todavía no tienen el cambio de DNI, entonces al momento de las inscripciones, como generalmente quienes se ocupan de esos trámites no están al tanto, no comprenden el tema de la transexualidad, de las transiciones de las personas trans, entonces quizás cometen errores que no son adrede pero que a las personas que están en transición les inhiben y hace que salgan de las instituciones”, explica.
“PRINCIPALMENTE CAPACITACIÓN PARA EL TRATO HACIA LAS PERSONAS DEL COLECTIVO TRANS. PORQUE CUANDO UNA PERSONA TRANS RECIBE UN BUEN TRATO, SE ANIMA A SEGUIR”, REFUERZA SU PROPUESTA QUE TAMBIÉN ES UN PEDIDO.
Desde la experiencia deja también un mensaje, principalmente para quienes están pensando en seguir una carrera universitaria. “Les diría que lo hagan, que miren para adelante, porque es importante formarnos”, dice.
Formarse también para ocupar espacios de acción y de decisión. “Que haya personas trans ocupando lugares en hospitales, escuelas, universidades, en los gobiernos, en todas partes. Eso sería buenísimo porque hay muchas cosas que atravesamos, que solamente entendemos nosotros y eso sirve a la hora de tomar decisiones. Principalmente en las políticas públicas. Quien no pasa por estas cosas, no comprende necesariamente”, agrega y lamenta que no haya suficientes políticas públicas que acompañen la transición de esta personas.
“Ocupemos los lugares que nos merecemos”, concluye Isaías, antes de terminar la entrevista y volver a sus apuntes. No sin antes agradecer a su compañera Solange. Esa chica trans que tanto lo ayudó cuando llegó a la capital correntina, y con quien sueña formar una familia.
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