Diversos estudios realizados desde la UNNE en el contexto del período de bajante extraordinaria del río Paraná identificaron el inadecuado estado sanitario de los peces y una alta vulnerabilidad a las condiciones ambientales, sumado a la falta de reproducción desde hace cuatro años. Para los especialistas, más allá que crezca el río se requiere un manejo precautorio del recurso, incluso si el próximo periodo primavera-verano se generen nuevas reproducciones.
Desde mediados de 2019 se viene registrando un importante descenso en el nivel hidrológico de la mayoría de los grandes ríos del nordeste argentino, situación particularmente notoria en el río Paraná, registrándose mínimos históricos en sus niveles de caudales.
La bajante afectó con fuerza al recurso íctico, situación que fue monitoreada por el Instituto de Ictiología del Nordeste (INICNE), dependiente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, por medios de distintos estudios y acciones de vigilancia.
En ese sentido, el Dr. Sebastián Sánchez, subdirector del INICNE, realizó un resumen de los estudios ictiológicos realizados en la región NEA ante el déficit hídrico, resumen expuesto durante el panel “La Investigación en la UNNE en contextos de crisis” en el marco de la XXVII Reunión de Comunicaciones Científicas y Tecnológicas de la UNNE.
El investigador de la UNNE y Conicet explicó que las poblaciones naturales de peces están adaptadas a períodos de bajantes y crecientes extraordinarias, que alteran las condiciones del hábitat, “aunque nunca como hoy el impacto antrópico ha sido tan importante”, pues el impacto de las represas, la pesca y otros usos de los recursos podrían magnificarse en la situación de bajante extraordinaria.
Observaciones
Según lo expuesto, los estudios de calidad de agua realizados por el INICNE mostraron un incremento de la conductividad así como de la transparencia del agua.
La conductividad del agua regula el intercambio iónico de los peces, mientras que la transparencia afecta la incidencia del sol sobre los peces, lo que se agudiza por la poca profundidad del agua.
Por otra parte, los estudios de pesca científica y de pesca comercial mostraron un deterioro de la condición general de los peces en el contexto de bajante extraordinaria.
En ese sentido, se demostró que el factor de condición general de los peces disminuyó de manera significativa, lo que se evidenció en una reducción de la relación de longitud y peso de los ejemplares.
Los estudios expusieron un notorio menor peso entre ejemplares que habían sido medidos y pesados en mayo de 2010, respecto a peces relevados en mayo de 2020, e incluso el peso promedio fue aún más bajo en los ejemplares relevados en agosto de 2020.
Sobre ello, el Dr. Sánchez explicó que los peces se adaptan a las situaciones de bajantes, pero merman sus condiciones para conseguir alimentos y escapar de depredadores. Por ejemplo, de manera particular se vio afectado el pacú que constituye la parte superior de la cadena de alimentación.
Migraciones
El mantenimiento del estado general de los peces depende entre otros factores de la realización de migraciones periódicas entre sitios distantes de la cuenca.
En el año 2021 las migraciones, ascendentes y descendentes, se restringieron a menos de 40 kilómetros cuando en el año 2018 se llegó incluso a constatar una migración de hasta 1.500 km. en dorado y de más de 40 km. en surubí, según datos del programa “Peces Marcados” que coordina el INICNE.
En 2021, la mayoría de los desplazamientos se registran en un radio de no más de 4-5 kilómetros, debido a la falta de profundidad para la migración y otros factores que podrían incidir.
Incluso un dorado fue capturado y marcado cinco veces en un mismo lugar en un periodo de seis meses, un animal que si hubiera tenido buen nivel de agua seguramente se hubiera movido a largas distancias.
Por otra parte, el Dr. Sánchez comentó que en el contexto de la bajante que se registra desde mediados 2019, se produjeron producto de lluvias algunos picos de crecientes del Riachuelo, afluente del Paraná, que estimularon el ingreso de peces a ese curso de agua, que ante la rápida descarga al Paraná quedaron varados sin agua en partes del Riachuelo, lo que generó la mortandad de muchos ejemplares.
Reproducción
Otro aspecto analizado fue la reproducción de los peces. En general se piensa que los peces se reproducen cada año dejando nuevas cohortes que sostienen las pesquerías.
Sin embargo, desde 2018 no se registran reclutamientos adecuados por falta de crecientes en primavera-verano, resultando necesario aplicar un manejo precautorio, según las conclusiones del INICNE.
Es que el último gran reclutamiento de peces en la región en el río Paraná fue en el periodo 2009-2010, y anteriormente entre 2006-2007 e incluso aún sobreviven en el río con cerca de 25 años los peces del reclutamiento del periodo 1997-1998, que fue muy exitosa en el contexto de la conocida inundación que afectó a muchas ciudades de la región.
Pero entre el último gran reclutamiento de 2009-2010 y el año 2018, se registraron reclutamientos que no fueron muy buenos, y la falta de reproducción en los últimos años.
“Si bien hay muchos peces en nuestro río, se están poniendo viejos, hay pocos juveniles” graficó y señaló que “todo lo que se está pescando es de la cohorte 2009-2010, o anteriores, y algo de las cohortes posteriores pero en muy poca cantidad.
Agregó que si no es por la pesca, “se irán muriendo de viejos”, lo que expone la importancia de que se generen nuevas crecidas que representan la principal condición necesaria para la reproducción.
“Desde 2018 al presente no se registran reclutamientos adecuados como para sostener la pesquería por la falta de crecientes” manifestó.
Al respecto, Sánchez insistió en que se necesita un manejo precautorio del recurso más allá de que crezcan los niveles de agua del río Paraná, incluso si se registra en el próximo periodo primavera-verano un exitoso reclutamiento.
“Un periodo reproductivo no necesariamente recuperará la incidencia de varios años sin repoblación”.
Según un estudio realizada por los investigadores del INICNE-UNNE en el año 2019, se estimó una extracción de la pesca deportiva y comercial argentina y paraguaya cercana al 7% del total de dorados, del 11% al 15% del total de surubíes y del 5% al 7,5% de pacú.
“Si este grado de extracción continúa y se complementa con reproducciones satisfactorias no habría problemas, pero no hubo reclutamiento esperado en los últimos años, lo que expone la necesidad y relevancia del manejo precautorio” sostuvo el investigador de la UNNE y Conicet.
Para finalizar, reiteró que “la mejoría de los niveles de agua del río Paraná no implica que quede de lado la situación crítica de nuestros peces”.