Por Corrientes al Día
La situación en San Luis del Palmar continúa siendo crítica, aunque se observan signos de leve mejoría tras semanas de intensas lluvias y anegamientos. Según el último parte oficial, el nivel del riachuelo descendió a 3,86 metros, luego de haber alcanzado su pico máximo de 4,08 metros, lo que genera un respiro entre los vecinos y las autoridades. Sin embargo, ninguna de las familias evacuadas pudo regresar todavía a sus hogares.
En total, más de 100 personas permanecen alojadas en los centros de evacuación instalados en el Polideportivo Municipal y el Salón de Extensión Áulica, donde reciben asistencia alimentaria, sanitaria y social. De ellas, seis de cada diez son niños y adolescentes, el grupo más vulnerable frente a las consecuencias físicas y emocionales de la emergencia.
En la zona rural, varias familias siguen aisladas, ya que si bien el agua no ingresó a las viviendas, los caminos permanecen intransitables. El municipio, junto a organismos provinciales, sostiene operativos de contingencia que incluyen la distribución de alimentos, agua potable, medicamentos y atención médica móvil. La última entrega se concretó la semana pasada y se repetirá en los próximos días.
Asistencia sanitaria y contención
La Subsecretaria de Gestión Sanitaria, Silvina Vega Bajo, explicó que los equipos de Desarrollo Social, Defensa Civil, Salud Municipal y el Hospital local trabajan en los refugios para garantizar atención médica y contención integral. “Los equipos están presentes de manera permanente, y también se suma la ayuda solidaria de vecinos y voluntarios que acercan donaciones de ropa, calzado, colchones y productos de limpieza”, indicó.

La doctora Silvina Galarza, directora del Centro Integrador Comunitario (CIC) de San Luis del Palmar, detalló que más del 60% de los evacuados son niños, por lo que los esfuerzos sanitarios se concentran especialmente en ese grupo. “Recorremos los centros de evacuación con médicos y enfermeros para realizar controles, entregar medicamentos y completar calendarios de vacunación cuando es necesario”, precisó.
Entre las patologías más frecuentes detectadas se encuentran enfermedades respiratorias y eruptivas, agravadas por el descenso de la temperatura. “Estamos registrando casos de varicela y otras enfermedades exantemáticas. Controlamos a cada niño y acompañamos a las familias, especialmente a las embarazadas y bebés, para evitar complicaciones”, señaló la pediatra.
Además del daño material, la emergencia tiene un fuerte impacto emocional. Muchas familias viven momentos de incertidumbre y angustia ante la pérdida de sus bienes y la prolongada estadía en los centros de evacuación. Los equipos municipales y de salud desarrollan espacios de contención psicológica y recreación para los niños, con el objetivo de mitigar los efectos del desarraigo y la interrupción de su rutina escolar.

“Estamos todo el tiempo en contacto con las áreas de Desarrollo Social, Defensa Civil y el Ministerio de Salud. Es un trabajo conjunto y continuo para que nadie quede sin atención”, enfatizó Galarza.
Si bien el descenso del agua y la ausencia de nuevas lluvias importantes traen alivio, las autoridades locales mantienen una postura de prudencia. Las familias deberán esperar algunos días más hasta que el terreno se seque completamente y se garantice un regreso seguro a sus hogares.
En tanto, los operativos de asistencia continúan en marcha, reforzando la presencia estatal y comunitaria en uno de los departamentos más afectados por las inclemencias del clima en Corrientes.



























