La reconocida ensayista, crítica literaria y figura emblemática del pensamiento argentino, Beatriz Sarlo, falleció este martes a los 82 años. La noticia de su deceso enluta al ámbito intelectual y cultural del país, donde Sarlo dejó una huella imborrable con su lucidez, compromiso y mirada crítica.
Una vida dedicada a la palabra y el pensamiento
Nacida el 28 de marzo de 1942 en Buenos Aires, Beatriz Sarlo fue una de las voces más respetadas de la intelectualidad argentina. Licenciada en Letras por la Universidad de Buenos Aires, comenzó su carrera en el ámbito académico y pronto irrumpió en el mundo de la crítica cultural, literaria y política con un enfoque incisivo que marcó generaciones.
Sarlo fue fundadora y coeditora de la revista Punto de Vista, que durante más de 20 años (1978-2008) funcionó como un espacio de debate y reflexión en tiempos convulsos, especialmente durante la dictadura militar. A través de sus páginas, analizó la literatura, los fenómenos culturales y el devenir político, consolidándose como una intelectual comprometida.
Ensayos, polémicas y legado
Autora de más de una veintena de libros, Sarlo abordó temáticas que fueron desde la literatura argentina, la memoria histórica, los medios de comunicación y la cultura de masas. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Borges, un escritor en las orillas”, “Escenas de la vida posmoderna”, “La pasión y la excepción” y “Tiempo pasado: Cultura de la memoria y giro subjetivo”.
Sus intervenciones públicas se caracterizaron por un pensamiento crítico intransigente que la llevó a desafiar las corrientes dominantes en el debate político y cultural del país. Sarlo no solo escribió sobre Borges, Sarmiento y los clásicos argentinos, sino que también reflexionó sobre la cultura popular, la televisión y los cambios tecnológicos.
Una intelectual pública
A lo largo de su trayectoria, Sarlo se convirtió en una figura habitual en los medios de comunicación, donde sus análisis generaban admiración y controversia. Defensora del pensamiento autónomo, sus columnas y apariciones televisivas reflejaban su rechazo a las simplificaciones y al discurso demagógico.
Su muerte deja un vacío en el pensamiento crítico contemporáneo y en el ámbito cultural. Beatriz Sarlo fue, en palabras de muchos de sus colegas, “una intelectual que nunca renunció a la incomodidad de pensar”.
La despedida
Familiares, amigos y colegas del ámbito académico y literario despidieron con pesar a Beatriz Sarlo, destacando su incansable labor y su influencia en el campo de las ideas. En los próximos días, se espera que el mundo cultural rinda diversos homenajes a quien supo erigirse como una de las voces más lúcidas del país.
La partida de Beatriz Sarlo marca el fin de una era, pero su obra y su legado seguirán inspirando a las nuevas generaciones de pensadores y críticos.