Swainsonina y calisteginas: dos compuestos que poco se conocen, pero que podrían estar detrás de algunas enfermedades en el ganado. Un estudiante de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE investiga una planta tóxica, presente en los campos y que contiene ambas toxinas. El trabajo brindará información para la producción ganadera y la economía rural.
Para comprender mejor los mecanismos de intoxicación vegetal en animales domésticos, Diego Uriel Giménez, estudiante de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE), lleva adelante un trabajo de investigación que le valió una beca de Pregrado otorgada por la secretaría General de Ciencia y Técnica de la UNNE.
La investigación de Giménez se centra en la Ipomoea carnea, una planta tóxica que contiene dos compuestos peligrosos: la swainsonina (SW), un alcaloide indolizidina, y las calisteginas, alcaloides nortropánicos. Estos compuestos pueden causar serios problemas en los animales que consumen la planta, especialmente en épocas de escasez de alimento, cuando se ven obligados a ingerir lo que encuentren.
Pero, ¿qué hace exactamente esta planta a los animales? La swainsonina inhibe dos enzimas importantes: la α-manosidasa lisosomal y la manosidasa II del Golgi. Estas enzimas son cruciales para el procesamiento de glicoproteínas y la degradación de oligosacáridos. Cuando se inhibe, el resultado es una enfermedad conocida como α-manosidosis, un tipo de Enfermedad de Almacenamiento Lisosomal (EAL). Por su parte, las calisteginas inhiben las glucosidasas, otra clase de enzimas importantes.
El objetivo principal del estudio es comparar los efectos de la Ipomoea carnea con y sin swainsonina en cobayos. Giménez tiene dos objetivos específicos: primero, determinar cuánto tiempo tarda en desarrollarse la intoxicación neuro-viseral (que afecta al sistema nervioso y los órganos internos) en cobayos alimentados con plantas que contienen swainsonina versus aquellas que no la contienen. Segundo, comparar los cambios histopatológicos (cambios en los tejidos a nivel microscópico) entre estos dos grupos de animales.
La hipótesis de Giménez sugiere que la Ipomoea carnea sin swainsonina también puede causar EAL, pero de una manera más lenta que cuando la planta contiene swainsonina. Esto podría cambiar la comprensión de cómo esta planta afecta a los animales.
El proyecto de la beca se denomina “Comparación histopatológica neuro-viseral de cobayos intoxicados con Ipomoea carnea en presencia o ausencia de Swanisonina”, y está dirigido por los docentes investigadores de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la UNNE, doctores Nicolás Enrique García y Luciana Cholich.
La importancia de este estudio es relevante. En Argentina, la ganadería es un pilar económico fundamental. Los animales a menudo se crían en sistemas extensivos, pastando en grandes áreas de campo natural o praderas levemente mejoradas. En estas condiciones, los animales pueden encontrarse con plantas tóxicas como la Ipomoea carnea. Comprender cómo estas plantas afectan a los animales es crucial para proteger la salud del ganado y, por extensión, la economía.
Para llevar a cabo su investigación, Giménez recolectará muestras de Ipomoea carnea en distintos campos de Corrientes. Estas muestras serán identificadas taxonómicamente por el Instituto de Botánica del Nordeste UNNE-CONICET. Luego, se enviarán muestras al Dr. Dale Gardner en Utah, EE.UU., para determinar la presencia y concentración de swainsonina y calisteginas usando cromatografía líquida de alta resolución con espectrometría de masa (HPLC-MS).
Los cobayos utilizados para la investigación, serán divididos en grupos y alimentados con diferentes muestras de la planta. Durante el experimento, se monitoreará su peso semanalmente y se realizarán frotis de sangre para contar los glóbulos blancos. También se realizarán análisis de sangre completos para evaluar parámetros como hematocrito, hemoglobina, proteínas, enzimas hepáticas y más.
Estudios histopatológicos. Después de un período de consumo, los cobayos serán sacrificados para realizar necropsias y estudios histopatológicos. Se examinarán varios órganos, pero se prestará especial atención al sistema nervioso central. Como parte de ese estudio, se medirán los cambios en las células de Purkinje del cerebelo, que son particularmente sensibles a ciertos tipos de toxinas.
La utilización de cobayos es un ejemplo de cómo los modelos animales pueden usarse para entender mejor las enfermedades que afectan tanto a los animales domésticos como a los humanos. Los resultados podrían tener implicaciones no solo para la ganadería argentina, sino también para la comprensión global de las EAL.
El trabajo de Diego Uriel Giménez podría conducir a mejores estrategias para prevenir y tratar estas intoxicaciones, protegiendo así a los animales y la industria ganadera. Además, remarca la importancia de la investigación de pregrado y el rol que juegan los jóvenes científicos en el avance de conocimiento.