Todas las dudas sobre Milei y el escenario que viene. Las críticas internas a su liderazgo y la cara oculta de su pensamiento. El caso de la ministra “profesora de Reiki”. ¿Puede ganar en octubre?
Transcurría una charla de pasillo sobre la economía y sobre la sociedad. Javier Milei hablaba fuerte, a los gritos, como le gusta a él. Pero con una sonrisa, muy lejos del enojo ante las cámaras que mostraba por aquellos días. Eran años de macrismo. Milei era un panelista de TV más. Excéntrico, irritante, polémico, decía barbaridades… violento, por momentos. No estaba en los planes de nadie que fuera candidato a nada; quizá sí de él.
En los momentos previos se había dado en TV un debate sobre liberalismo. Milei intentaba -a los gritos- explicar sus diferencias con Macri (entonces presidente), Espert, López Murphy… Pero nadie terminaba de entender la diferencia de fondo. Es difícil que se entienda la diferencia entre un liberal y un libertario.
La charla siguió en el pasillo. Un interlocutor le planteó a Milei:
-Me parece que lo que vos decís es que en muchas cosas estás más cerca de Del Caño que de Macri….
-¡Exacto! ¡Ahora me entendiste! – exclamó Milei con una sonrisa.
La utopía de Milei
Nicolás del Caño era el candidato a presidente del Frente de Izquierda. Un troskista antisistema que no cree en la democracia representativa, ni en la República, ni en nada de este sistema de gobierno. Se presentan a elecciones como una forma de combatir al sistema desde adentro.
Quizás por eso, Milei muchas veces se inspira más en Del Caño y toda la izquierda que en otros dirigentes más cercanos a su doctrina económica. Milei y Del Caño proponen un cambio radical del sistema; en cambio los liberales solo proponen un matiz dentro del mismo sistema. Por eso denosta a Espert, López Murphy, Melconian, la Ucede y a otras ramas del liberalismo.
La diferencia entre Del Caño y Milei es que el primero busca que derribar al sistema para terminar con el capitalismo; y Milei cree (¿o creía?) que hay que derribar al sistema para imponer un capitalismo a ultranza.
Retomemos: Milei se define como anarcocapitalista. Significa que en su cosmovisión los seres humanos se deberían regular solas a través del mercado. La intromisión del Estado es artificial. No debería haber ley. Como él sabe que eso es imposible, plantea que en la práctica su mirada es “minarquista”: esto es, un Estado muy mínimo.
“El Estado es el enemigo, es el máximo agresor y todas sus intervenciones hacen daños directos e indirectos. Y toda intervención estatal es violenta y está mal. En el mundo real soy minarquista: solamente de Seguridad y Justicia”, planteaba.
Milei sueña con un mundo sin Estado. En ese mundo, la venta de órganos, de niños, la portación de armas… todo eso es legal, básicamente porque no hay ley. Todo se autorregula.
La Argentina votó a un candidato revolucionario. Muchas veces cuando se criticaba a la izquierda, se decía que ese modelo comunista había fracasado en todo el mundo. Y que los únicos países que quedaban como referencia eran Cuba, China y quizás Venezuela. Eso -en una argumentación lógica- hacía decir que “claramente” el capitalismo era el mejor sistema.
El miércoles, Marcelo Bonelli, en A Dos Voces, le preguntó a Milei qué países habían hecho reformas como la de cerrar el Banco Central: “Con ese argumento, lo hago viajar en el tiempo, y peguele un cachetazo a todos los que estaban en la Asamblea del año 13 aboliendo la esclavitud que estaba extendida en todo el mundo. Es una falacia ad populum”, contestó Milei. Quizás su propuesta es una falacia ad novitatem.
Los países que no tienen Banco Central son:
- Andorra (utiliza el euro, pero no es parte del Euro)
- Isla de Man (dependencia autónoma del Reino Unido)
- Kiribati
- Islas Marshall
- Micronesia
- Mónaco
- Nauru
- Palaos
- Tuvalu
- Panamá
En su mayoría islas o países muy chicos. Incomparables con la Argentina que -aun con su deterioro- sigue entre las 30 economías más importantes del planeta.
“La diferencia entre un genio y un loco, sabe cuál es: el éxito. El 22 de octubre hablamos de si estoy loco o soy un genio”, cerró Milei la entrevista con A Dos Voces.
Milei ¿conducción?
“Si acá estuviera Javier con nosotros y en la mesa de enfrente se sienta su candidato a senador de alguna provincia, lo más probable es que Javier no sepa quién es”. La frase la cuenta uno de los dirigentes más importantes de La Libertad Avanza, que está un poco preocupado por el futuro si llega a ganar Milei. El hombre está entusiasmado con la idea de que la doctrina libertaria llegue al poder. Pero le preocupa el crecimiento vertiginoso que tuvo el espacio. Duda de que estén preparados para lo que viene.
Le asusta lo que describe como un “grado de descontrol adentro de la fuerza”. La constante se repite con otros miembros fundadores del espacio y algunos recién llegados que saben de construcción política. Hay mucha “casta” adentro de la Libertad Avanza. Saben que más allá de los virales de TikTok, se necesita construir poder y estructuras para poder gobernar.
“Milei habla de dejar solo 8 ministerios. Pero eso requiere un andamiaje jurídico. Hay que armar una nueva ley de ministerios. Hoy no hay nadie en el espacio que pueda redactar esa ley”, dice un dirigente con mucha experiencia de gestión y que tuvo a su cargo la redacción de importantes leyes de ese tipo. En los últimos tiempos tuvo reuniones con algunos referentes del espacio de Milei. Se llevó la peor impresión. “Va a terminar gobernando con 5 amigos… ¡Y amigos nuevos!”, se ríe el jurista.
Entre esos nuevos amigos aparece Sandra Pettovello, que va a tener a su cargo el superministerio de Capital Humano, que incluiría Salud, Educación, Trabajo y Acción social. No está claro si los antecedentes de Pettovello le dan para manejar ese superministerio. Según su CV, es licenciada en Ciencias de la familia de la Universidad Austral, hizo muchos cursos de posgrado y atiende en su consultorio particular desde 2013. En la Libertad Avanza le dicen “la profesora de Reiki”.
En el fondo, adentro de la Libertad Avanza, hay miedo por la conducción de Milei. Idolatran muchas de sus ideas y su manera de comunicar. Pero temen por su liderazgo.
La Libertad Avanza y “la casta”
En el submundo del peronismo, los puentes con el espacio de Milei son más frecuentes de lo que puede parecer en apariencia. Uno de sus armadores en provincia de Buenos Aires es Sebastián Pareja, que fue mano derecha de Emilio Monzó.
“El espacio se divide entre los que quieren construir plata y los que quieren poder”, cuenta uno de los que quiere poder. Hoy su sector está en baja en las estimaciones del candidato; es lógico para un hombre que cree que todo lo tiene que ordenar el mercado.
En sectores del peronismo profundo creen que finalmente el que va a poner los cuadros técnicos para una eventual gestión de Milei es Mauricio Macri. Piensan que Macri puede sugerir más dirigentes ahí que con Patricia. Quizás por eso el día de la elección, Macri, en su tweet, felicitó por igual a Milei que a Bullirch.
“Sumando los resultados de Javier Milei y los nuestros, es enorme esta mayoría de argentinos que planteamos un cambio profundo como no existió en décadas. Gracias a todos los que nos acompañaron”. No cayó muy bien en Juntos por el Cambio.
El voto bronca y el factor TikTok
Eran escenas de mucho dolor. El dolor no se juzga. Se contempla en silencio, se pone el hombro (presencialmente) o las cámaras para retratar la conmoción.
Durante el entierro de Morena, la nena de 11 años asesinada en Lanús por un motochorro, se escucharon algunas consignas que excedían a ese dolor puntual. No fueron los familiares los que las agitaron, sino aquellos amigos que habían ido a acompañar al papá.
Quizás el grito más constante fue el de “pena de muerte“, coreado y repetido una y otra vez. Está demostrado que la pena de muerte no soluciona ningún problema de inseguridad. En muchos casos, en países que lo tienen, los agrava además de aumentar la desigualdad. Pero fue una manifestación salida desde la bronca.
Segunda consigna: “¿Dónde están los políticos?“. Repetido una y otra vez, en medio de llantos. Es un lugar común y muestra la falta de respuesta por parte de las autoridades a los problemas reales de la gente en el día a día. Marcaba la pauta de algo que estaba pasando en un sector social que siente que su vida cotidiana es una mierda: por la falta de guita, porque no hay laburo, porque los precios no paran de subir, por la inseguridad constante. Y porque no se sienten escuchados.
Pero después llegó el último grito: “No se vota, no se vota, no se vota“. Cantado como en la cancha. Como un grito salido de las entrañas. Como el viejo “¡que se vayan todos!“, pero más profundo.
Cuando se calmaron las cosas en el entierro se escuchó otro grito. Mucho más tenue que los demás y con un poco menos de adhesión: “Necesitamos un Bukele“.
Llamó la atención esa expresión en ese contexto. Nayib Bukele es el presidente de El Salvador, acusado de dictador y de violar los derechos humanos en su país. ¿Cómo se instala esa comparación en un ritual de dolor de ese tipo? ¿Cómo es que vivaban a un líder cuya biografía hay que encontrar en la “sección internacional” de los portales de noticias?
“Bukele es un ídolo en algunos sectores populares. Lo ven por TikTok”, cuenta un líder de La Libertad Avanza que estuvo en El Salvador. El país tenía una tasa de 105 homicidos cada 100.000 habitantes en 2015. Hace unos meses, Bukele difundió en Twitter que cerraba el interanual con 0 asesinatos. “El tipo metió presos de por vida a todos los que tenían tatuajes maras. Es un método cuestionable, pero terminó con la violencia”, cuenta el dirigente con cierta admiración.
En el medio, las dudas de todos
¿Milei puede crecer por el efecto de votar al ganador? O por el contrario, muchos de los que votaron a Milei, ¿lo hicieron con bronca y ahora van a votar por otra cosa?. Final abierto.
Massa está convencido de que llega al balotaje contra Milei y que ahí le gana. Analistas y encuestadores dudan.
Patricia Bullrich se tomó la semana para analizar números y ver cómo seguir. Sabe que quedó en el medio. Al “centro” nunca le fue bien en la Argentina; sino, hay que mirar lo que le pasó a Larreta… (¡Y a Massa!). Este es el peor escenario para Bullrich, que siempre hizo de los extremos una bandera de vida.
Por eso en la última reunión que tuvieron con Larreta posPASO, tuvieron que poner en el freezer al jefe de gobierno porteño. Horacio insistía en ponerse a disposición para lo que hiciera falta en la campaña. Pero ella daba vueltas. La charla fue correcta. El problema es que Bullrich todavía no sabe si lo necesita o si es mejor esconderlo: en su equipo creen que el votante de Larreta los va a terminar eligiendo igual porque es fuertemente opositor y el pánico a Milei es más grande.
En ese caso, Bullrich tiene que correr a Milei por derecha. Y mostrar que el plan libertario es impracticable sin equipos ni experiencia de gestión.
La última gran incógnita de la campaña es Cristina Kirchner: el silencio de la vice es ensordecedor. La última vez que el peronismo perdió las elecciones, escribió una dura carta en contra de Alberto. Ahora, prefiere la mesura. “No hay información, se perdió la elección”, dijeron en su entorno a A24.com. Tampoco hubo expresiones de su hijo Máximo Kirchner.
Las definiciones, de aparecer, pueden ser claves para enmarcar el futuro inmediato del poder en la Argentina.
Fuente: La Jungla