Una multitud de decenas de miles de personas colmó la Plaza de los Rehenes para celebrar una noticia esperada durante más de dos años: la liberación de los 20 israelíes que seguían vivos en manos de Hamás. El anuncio se hizo entre aplausos, lágrimas y cánticos patrióticos, cuando el maestro de ceremonias confirmó que “todos los secuestrados vivos restantes están en manos israelíes”.
“Gracias a todos los combatientes que han luchado en la Guerra de las Espadas de Hierro durante los últimos dos años, a los heridos, a las viudas, a los reservistas… gracias, gracias”, expresó conmovido el locutor, mientras la multitud agitaba banderas israelíes y estadounidenses al compás de una canción hebrea que sonaba de fondo.
Muchos de los presentes rompieron en llanto y otros danzaron al grito de “Am Israeli Chai” —“el pueblo de Israel vive”—, símbolo de resistencia y supervivencia.
Dos años de cautiverio, esperanza y dolor
Los 20 liberados pasaron 738 días en cautiverio, tras haber sido secuestrados en los primeros ataques de Hamás que desataron la guerra conocida como la “Operación Espadas de Hierro”. Todos ellos son hombres jóvenes o de mediana edad, que hoy regresan al abrazo de sus familias, de amigos y de una nación que los esperó sin descanso.
Entre los nombres de los liberados figuran Guy Gilboa-Dalal, Matan Angrest, Gali y Ziv Berman, Eitan Mor, Alon Ohel, Omri Miran, Ariel y David Cunio, Avinatan Or, Bar Kupershtein, Eitan Horn, Elkana Bohbot, Evyatar David, Maxim Herkin, Matan Zangauker, Nimrod Cohen, Rom Braslvaski, Segev Kalfon y Yosef Haim Ohana.
El Foro de Familias de Rehenes, que lideró las campañas de visibilización y presión internacional, expresó un mensaje tan emotivo como firme: “Nuestra lucha no ha terminado. No lo estará hasta que el último rehén sea localizado y devuelto para recibir un entierro digno. Esta es nuestra obligación moral. Solo entonces el pueblo de Israel estará completo”.
El Foro publicó fotografías y biografías de cada uno de los liberados, homenajeando a quienes resistieron en condiciones extremas y a quienes ya no pudieron regresar.
Con información de VisÁVis