● Navegando por el río Bermejo o recorriendo el monte a pie y en bicicleta, El Impenetrable en la provincia del Chaco consolida su propuesta de experiencias transformadoras basadas en la búsqueda de fauna silvestre y paisajes naturales.
● En abril comienza la época ideal para descubrir esta región de la mano de emprendedores locales e impulsar la conservación de su naturaleza.

Foto: Emilio White
El Gobierno del Chaco, el Parque Nacional El Impenetrable y Fundación Rewilding Argentina, que vienen realizando un trabajo mancomunado con las comunidades locales para conservar los ecosistemas de esta región y consolidar El Impenetrable como un destino de turismo de naturaleza de excelencia, anunciaron el lanzamiento de la temporada y presentaron las novedades.
Una aventura a medida
El Impenetrable chaqueño es un santuario de biodiversidad: resguarda bosques de algarrobos, palo santos y quebrachos, pastizales, lagunas y especies en peligro de extinción, como el tatú carreta, el oso hormiguero gigante, el tapir, el aguará guazú y el yaguareté.
Para descubrir El Impenetrable —tanto el parque nacional como sus portales de acceso y parajes vecinos—, los Emprendedores Por Naturaleza ofrecen experiencias turísticas guiadas, como senderismo por el monte y paseos por el río, talleres de tintes naturales de lana y telar y gastronomía regional.
El imponente río Bermejo representa el límite norte del parque nacional y deslumbra a los visitantes con espectáculos de fauna abundante y atardeceres inolvidables, que se viven en aventuras en kayak o en lancha con la compañía de un guía local.

Para explorar el monte, el sendero Huella Impenetrable propone un recorrido extenso y deslumbrante a la vera del río Bermejito, con un refugio para pernoctar. En el otro extremo del parque nacional, el Sendero de la Selva ofrece avistaje de mamíferos y aves en un circuito de bosques en galería a orillas del Bermejo. En el paraje La Armonía, además, se pueden alquilar bicicletas y hacer un paseo en kayak por el río Bermejito.
La gastronomía es una parte importante de la experiencia: las cocineras de El Impenetrable comparten los sabores del monte chaqueño —que preparan con productos locales, como la harina de algarroba, el mistol y el chañar— en sus casas o en las plazoletas de los parajes, que funcionan como lugar de reunión local y de almuerzos y cenas.
Por su parte, los artesanos de la zona dan a conocer las técnicas ancestrales con las que producen sus piezas tejidas o de madera, en talleres de aproximadamente dos horas que brindan en sus casas acompañados de una merienda típica.
Para alojarse, se puede elegir entre varias opciones: glampings, campings, casas de vecinos que ofrecen hospedaje o los dormis en el nuevo “Refugio de monte”, una opción intermedia equipada con camas, baño seco y ducha que será inaugurado para esta temporada.

Un destino que une conservación, turismo de naturaleza y bienestar comunitario
En el Parque Nacional El Impenetrable se implementan proyectos de rewilding, una estrategia de restauración ecológica para recuperar los ecosistemas naturales mediante la reintroducción y recuperación de especies nativas, como la nutria gigante, el yaguareté y la tortuga yabotí.
Estas especies emblemáticas se suman a un elenco de vida silvestre que conforma el principal atractivo turístico de El Impenetrable y que se disfruta en actividades ofrecidas por las comunidades locales, cuyas economías se ven beneficiadas. Un informe reciente muestra esta transformación económica de las comunidades locales de El Impenetrable, accesible en la Biblioteca de la página web de Fundación Rewilding Argentina.
El monte es esencial para el desarrollo económico de la región. La presencia en pie del algarrobo blanco (Neltuma alba), llamado localmente “el árbol” (al resto se le dice “palo”), es clave para la fauna y los pobladores locales por sus múltiples beneficios: regula temperaturas, mejora la gestión del agua, fertiliza el suelo y ofrece recursos como alimento, sombra, leña, medicina y miel.

De esta forma, al visitar este destino, los viajeros impulsan el fortalecimiento de una nueva economía y de un círculo virtuoso entre conservación y desarrollo local, donde los ecosistemas naturales con fauna abundante impulsan nuevas economías basadas en la observación de vida silvestre. Tanto mujeres como hombres, adultos y jóvenes aportan su conocimiento de las costumbres tradicionales y de la vida silvestre local, a la vez que elevan su formación y capacitación para esta nueva actividad económica.