Si tenés sólo unos segundos, leé estas líneas:
● Elaborar repelentes caseros contra mosquitos puede ser ineficaz y peligroso, ya que carecen del control y precisión necesarios para garantizar seguridad y eficacia, según expertas del Conicet.
● Aunque algunas plantas tienen propiedades repelentes, la fabricación requiere procesos estandarizados para extraer y formular las sustancias activas adecuadamente, lo que no es posible replicar en el hogar.● El uso de recetas caseras puede generar una falsa sensación de protección y riesgos como irritaciones en la piel, mientras que se recomienda priorizar medidas preventivas.
Por: Ruido
Ante las lluvias que se registraron en los últimos días y el pronóstico de tormentas, el Ministerio de Salud de la Nación instó a las jurisdicciones a reforzar las medidas para prevenir y controlar la proliferación del mosquito vector del dengue, en especial en los conglomerados donde hay mayor circulación del virus, concentrados en la Región Centro (mayormente en las provincias de Córdoba y Santa Fe), Nordeste y Noroeste.
Frente a la mayor presencia de mosquitos y el riesgo de dengue, el repelente se vuelve un producto esencial para las familias. La demanda aumenta, los precios suben e incluso algunos negocios se quedan sin stock.
Entonces, por las redes sociales comienzan a circular recetas para fabricar repelentes caseros a partir de plantas u otras sustancias naturales. La lista es larga: romero, vainilla, clavo de olor, albahaca, tomillo, eucalipto, vinagre, etc.
Si bien la ciencia ha probado que algunas de estas especies tienen un potencial efecto repelente frente a los mosquitos, el problema es que elaborar un producto que funcione por varias horas y que, además, no sea peligroso requiere muchos pasos controlados, que no se pueden lograr en la cocina de una casa.
Por eso los expertos recomiendan no probar estas soluciones porque lo más probable es que no sean efectivas e incluso se vuelvan peligrosas.
“El riesgo para la salud pública de usar repelentes caseros es que generan una falsa sensación de seguridad: creés que estás protegido cuando no lo estás. Si vos tenés dengue y te protegés con un repelente casero, el mosquito te va a picar igual y va a aumentar el riesgo de contagiar a otras personas”, asegura a Ruido María Eugenia Olivera, investigadora principal de Conicet y docente de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC).
Extracción de la sustancia repelente
Para entender por qué un repelente casero no funciona, hay que conocer cómo la ciencia y la industria farmacéutica los fabrican.
Se empieza por la materia prima. Cuando se trabaja con sustancias extraídas de una planta, hay que tener en cuenta en qué condiciones crecieron y cómo se realizó la extracción del aceite esencial. “Una planta puede tener una sustancia repelente, pero en el extracto hay 300 sustancias más”, explica Olivera, experta en farmacología, que investiga el desarrollo de repelentes naturales.
Procesos estandarizados. A nivel farmacéutico todos estos procedimientos, desde el cultivo a la extracción, se realizan con procesos estandarizados para garantizar una concentración correcta y constante de la sustancia repelente. Esto no se puede lograr durante la fabricación de un repelente casero.
“La cantidad de la sustancia repelente puede variar según la cantidad de horas de sol que recibió la planta, la época del año en que se recolectó y el nivel de maduración de la planta”, explica a Ruido Raquel Gleiser, investigadora independiente de Conicet y docente de la UNC.
Ensayos. Con ese extracto se hacen los ensayos preliminares para determinar el poder repelente y potenciales efectos no deseados. Gleiser detalla que un ejemplo de esta prueba consiste en poner a los mosquitos en jaulas y aplicar estos extractos. Si a los mosquitos no les gusta el olor de una sustancia, se escaparán de esa jaula. También se realizan pruebas para determinar si las sustancias son seguras para las personas.
Con esos datos ya se pueden efectuar nuevos ensayos para determinar cuál es la dosis adecuada, según la protección que se esté buscando. Allí lo que se hace es colocar mosquitos en una jaula y aplicar el producto en la piel de una persona voluntaria que introduce la mano en la jaula para ver si los insectos se posan en la piel y cuánto tiempo pasa hasta que ocurre eso.
“Se comienza por concentraciones bajas. Con esa información se obtiene lo que se conoce como una curva de dosis-respuesta, la cual luego se utiliza para realizar la formulación final del producto”, comenta Gleiser, experta en biología y en insectos vector de enfermedades.
Lo que se busca es una concentración lo suficientemente alta para lograr la protección, pero también lo suficientemente baja para evitar efectos adversos como irritación de la piel.
La Organización Mundial de la Salud creó una guía de estos testeos para fijar estándares globales sobre cómo deben seleccionarse a las personas voluntarias hasta cómo deben conservarse los mosquitos en las horas previas a la realización de la prueba.
Por más receta que se tenga para realizar un repelente casero, está claro que en casa no se logra la precisión de un laboratorio. Es por ello que también habrá fallas en la segunda etapa: la formulación final del producto.
Formulación para garantizar una duración prolongada
Las sustancias que repelen a los insectos son volátiles, por lo que duran poco tiempo a temperatura ambiente. La ciencia y las farmacéuticas utilizan productos fijadores y otros ingredientes para que el efecto repelente dure más.
“Anmat considera que un producto es repelente sólo si tiene demostrado un tiempo de repelencia mínimo de un año”, asegura Olivera.
Las recetas de repelentes caseros generalmente son una infusión de una planta en alcohol con la que debe rociarse la piel. Nada más. Y la recomendación de quienes difunden esto es que debe aplicarse cada una hora. Esto, porque el tiempo de acción es mínimo. Y porque tanto el alcohol como el extracto natural se evaporan rápidamente.
Además de tener una efectividad casi nula, esto trae otro problema. Si nos estamos aplicando constantemente una mezcla de alcohol con diferentes sustancias extraídas de una planta, hay riesgo de que nos provoquen alergias o irritaciones en la piel.
Gleiser insiste en que no podemos confiar nuestra salud en una receta casera, más en un contexto de riesgo de brote de dengue. Su recomendación es tratar de bajar la población de mosquitos en el ambiente doméstico con las medidas ya conocidas de eliminar los reservorios de agua.
“Con eso vamos a reducir la próxima generación de mosquitos adultos. Mientras tanto podemos usar telas mosquiteras, usar ropa clara que cubra brazos y piernas y otras barreras físicas”, señala.
Una demanda por lo natural
Las expertas reconocen que hay una tendencia mundial al uso de productos naturales y también a buscar repelentes con más duración. Pero el problema es que estas sustancias naturales son muy volátiles o se necesitan altas concentraciones para lograr buenos niveles de repelencia.
Olivera menciona el ejemplo del eucaliptol. En una concentración del 10 por ciento tiene el mismo efecto que el DEET (N,N-dietil-meta-toluamida), la sustancia sintética más usada en repelentes. “Pero si abrís un frasco con eucaliptol al 10%, te quema los ojos. El olor es tan fuerte que es insoportable”, explica la especialista de Conicet.
La Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat) de Argentina sólo tiene inscriptos como repelentes de uso humano productos que contienen DEET, icaridina e IR3535, todas sustancias sintéticas. En este link se puede consultar el listado de repelentes para uso en humanos autorizados actualizado al 31 de diciembre de 2024.
En tanto, la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA, por sus siglas en inglés) registra tres sustancias activas repelentes de origen natural: los aceites de citronela (Cymbopogon nardus), menta de gato (Nepeta cataria o catnip) y eucalipto limón (Corymbia citriodora).
Olivera asegura que se están aplicando distintas tecnologías para aumentar la persistencia en la piel de las sustancias naturales, desde la microencapsulación hasta las nanopartículas. Sin embargo, advierte que por el momento no hay en el mercado un repelente 100% natural que tenga una duración mayor a 4 horas.
Si no lo pueden hacer los científicos y la industria farmacéutica, será difícil que podamos lograrlo en la cocina de casa.
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