El presidente Javier Milei firmó el decreto 116/2025 que convierte al Banco de la Nación Argentina en una Sociedad Anónima (BNA S.A.), en un movimiento que reconfigura la estructura de la entidad bancaria más importante del país. La medida fue oficializada en el Boletín Oficial tras la medianoche, justo antes de la partida del mandatario a Estados Unidos.
El decreto establece en su artículo 1 que el Banco de la Nación Argentina, hasta ahora un ente autárquico, pasará a ser una Sociedad Anónima bajo la órbita del Ministerio de Economía, en concordancia con la Ley General de Sociedades N° 19.550 y la Ley de Entidades Financieras N° 21.526.
Asimismo, en su artículo 3 se especifica la composición accionaria del BNA S.A.: el 99,9% de las acciones quedará en manos del Estado Nacional, que ejercerá sus derechos a través del Ministerio de Economía, mientras que la Fundación Banco de la Nación Argentina tendrá el 0,1% restante.
El decreto también establece que el capital social del nuevo BNA S.A. será de $1.602.274.965.000, monto que deberá ser suscripto e integrado en su totalidad y reflejado en el Acta de Constitución de la entidad.
Desde el Banco Nación se argumenta que este cambio es “imprescindible” para garantizar la capacidad de la entidad de seguir otorgando créditos a PyMEs y familias. La conversión en Sociedad Anónima permitiría, según voceros de la entidad, ampliar el fondeo del banco mediante la apertura de su capital, aunque para ello requerirá la aprobación del Congreso.
Cabe recordar que el Gobierno de Milei había incluido al Banco Nación en el listado de empresas a privatizar dentro de la Ley Ómnibus, pero finalmente fue excluido de ese grupo tras las modificaciones impulsadas por el Congreso. Sin embargo, la transformación en Sociedad Anónima podría ser un paso previo a una eventual privatización parcial o total en el futuro.
Repercusiones y escenarios posibles
El decreto presidencial generó reacciones diversas en el ámbito político y económico. Mientras que el oficialismo defiende la medida como una vía para mejorar la competitividad del banco y facilitar su financiamiento, sectores de la oposición advierten que se trata de una maniobra para allanar el camino a su privatización.
En este contexto, se abre el interrogante sobre cómo impactará la transformación del Banco Nación en el sistema financiero y en los usuarios de la entidad. La necesidad de la aprobación del Congreso para la apertura del capital social será un punto clave en el debate político y económico en los próximos meses.
Con esta decisión, el gobierno de Milei avanza en su estrategia de reformulación del Estado, apostando a modelos de gestión más alineados con el sector privado. Resta ver si esta conversión traerá los beneficios esperados o si se convertirá en un nuevo foco de controversia dentro de la política argentina.
Con información de iProfesional