En el procedimiento elaborado por el Instituto Haruv del Ministerio de Bienestar Social del Estado de Israel, se hace hincapié en garantizar que sean rostros familiares los que reciban a los niños a su regreso al país.
Si los niños son liberados junto a una figura que les resulta muy familiar, no se les debe separar de esa figura.
Se debe prestar atención a las necesidades básicas del niño: agua y comida.
Se deben hacer esfuerzos para identificar y proporcionar la comida preferida del niño (pizza, fideos, etc.).
Es importante que los niños no se sientan abrumados con demasiada comida o dulces. Del mismo modo, se debe tener cuidado de proporcionar a los niños ropa apropiada para el clima.
Es fundamental evitar en la medida de lo posible las intervenciones intrusivas.
En particular, deberán tener en cuenta que una ducha puede percibirse como una experiencia intrusiva.
Es aceptable ofrecer una ducha dentro de las primeras 24 horas, pero no se debe imponer si el niño no está dispuesto.
No se deben hacer concesiones en materia de exámenes médicos, garantizando que el niño no haya sufrido daños y que no se hayan cometido crímenes de guerra. Sin embargo, se debe hacer todo lo posible para evitar experiencias intrusivas.
Durante los exámenes médicos, los niños deben estar acompañados de figuras significativas, conversando y consultando con ellas
Además, se debe informar a los niños sobre los exámenes con la mayor cantidad de información posible.
Los militares tienen instrucciones de no responder preguntas de los niños referentes a miembros de la familia que hayan quedado en Gaza y no hayan sido liberados, y deben limitarse a identificarse como soldados de Israel que estan para protegerlos y regresarlos a casa.
No se debe tomar a los niños de la mano a menos que lo pidan específicamente, y se debe evitar todo contacto físico no pedido.
Durante la primera semana tras el regreso se recomienda priorizar en la medida de lo posible permanecer en un espacio seguro y familiar.
El niño debe pasar tiempo con personas relevantes y conocidas, y limitar las visitas de invitados, aunque sean personas conocidas.
Establecer una rutina con objetivos realistas es crucial, centrándose en minimizar las expectativas y atender solamente las necesidades que exprese el niño.
Enfatice: Descanso, comidas balanceadas, actividad física moderada al aire libre e interacción limitada con amigos. Aliente a que tenga tiempo de inactividad, a dormir lo suficiente y a tener un comportamiento apropiado para su edad (evitar el uso de chupetes y biberones, dormir con adultos, etc.).
Comunicación abierta: permita que el niño tenga una comunicación abierta con personas importantes en su vida sobre sus experiencias.
Durante la primera semana, es importante tener al menos una reunión conjunta entre un trabajador social, el niño y una persona significativa.
En este encuentro, el niño puede compartir sus experiencias guiado por el trabajador social.
Además, se recomienda llevar a cabo una sesión de instrucción con el trabajador social y el principal cuidador, incluida la capacitación sobre posibles manifestaciones traumáticas que el niño puede exhibir y las respuestas apropiadas a estas manifestaciones.
Fuente: visavis.com.ar