Las principales fuerzas gastan todos sus cartuchos para intentar llegar al balotaje. Javier Milei cree que gana en primera vuelta. ¿Puede haber una sorpresa?
La campaña entra en su última semana. En siete días se va a saber si tenemos un nuevo presidente o si hay balotaje, y entre quiénes. Massa y Bullrich pelean por entrar a la segunda vuelta. Javier Milei se siente ganador, algunos en su entorno hablan de ganar ahora en octubre. Las encuestas empiezan a mostrar que las diferencias se achican: es normal que pase eso unos días antes de las elecciones. Los encuestadores tienen maneras estadísticas de achicar su propio margen de error y evitar quedar engrampados en otro papelón. Pero son los métodos que tenemos.
Más allá de los números de intención de voto que muestran la mayoría de las encuestas (Milei en 35%, Massa 30%, Bullrich 25%, por poner un promedio caprichoso), el dato siguen siendo los indecisos. Son números muy altos que pueden dar vuelta la elección en cualquier momento o incluso terminar de definirla el 22.
Los candidatos se gastan los últimos cartuchos y van a intentar todo para sumar lo más posible en la última semana.
Patricia Bullrich, por la hazaña
Patricia Bullrich anunció que Horacio Rodríguez Larreta va a ser su jefe de Gabinete si llega a la presidencia. Sabemos todos que es pegarle a un pleno. El anuncio llega tarde. Según una encuesta de Sinopsys (de Lucas Romero), por ahora Bullrich solo retiene el 65% de los votos de Larreta. Hay muchos que se van con Milei, algunos con Massa y otros que no saben.
Patricia va a poner foco en el interior. Sienten que ahí es donde más pueden hacer la diferencia contra Milei. Santa Fe, Córdoba y Mendoza son propios. Ahí perdieron mucho y creen que pueden recuperar.
Sueñan con que el peronismo haga su trabajo en el noroeste y el litoral para poder sacarle dos o tres puntos a Milei: serían votos que podrían equilibrar un poco la cancha. Si logran eso van a estar bien. Tienen números buenos en la Ciudad de Buenos Aires y en Provincia. En CABA están primeros cómodos; en Provincia, segundos detrás del PJ y muy lejos de Milei.
El principal problema que tiene Juntos por el Cambio es el frente interno. Todavía no se cicatrizan las heridas duras de lo que fue la PASO.
Mientras tanto, Sergio Massa (en un rato hablamos de él) sigue tejiendo puentes con algunos sectores de Juntos por el Cambio. Especialmente el radicalismo.
Si llega a segunda vuelta -¡si llega!- sabe que va a tener que convocar a una alianza más amplia para ganar. Por eso, en estos meses hizo varios ensayos.
En el debate en el Congreso por Ganancias, los diputados que responden a Martín Lousteau y Emiliano Yacobitti (Evolución Radical) se quedaron cerca de las bancas para dar quórum en caso de que fuera necesario. Aunque no se necesitó y después votaron en contra, por lo menos mostraron los dientes.
En esa misma sesión se votó la creación de universidades que ellos impulsaban, obviamente en acuerdo con el oficialismo.
La presentación de las medidas para monotributistas y autónomos que lanzó Massa se hizo en el Consejo Profesional de Ciencias Económicas. Lo preside Gabriela Russo, que responde políticamente a Yacobitti.
Esta semana se votó en Diputados la ley de devolución de IVA a los alimentos. En la misma sesión se metió la creación de más universidades (pedida por los radicales) y una ley de incentivo al Gas Natural Licuado (que piden en Neuquén y Río Negro otros potenciales aliados).
El sueño (¿imposible?) de Sergio Massa
En el massismo sueñan con un balotaje contra Milei. “Primero tenemos que entrar y después empieza otro partido”, insiste Massa en sus reuniones privadas.
Sabe que hoy las encuestas le dan que pierden en esa segunda vuelta en cualquier escenario. Pero podría darse una reconfiguración de alianzas a partir del 23 de octubre y que eso modifique el escenario electoral. ¿Qué haría Larreta en un mano a mano entre Milei y Massa?
Todas las encuestas que manejan en los equipos de campaña (las publicadas y no publicadas) muestran el orden Milei, Massa, Bullrich.
Algunas dan casi un empate técnico entre Milei y Massa, y Patricia bastante más atrás. Otras muestran a Milei muy adelante y a Massa y Patricia en empate técnico.
La diferencia entre el primero y el segundo va a ser crucial no solamente para saber si hay balotaje o para ver por cuánto. Si la brecha es de 8 puntos, el partido estaría liquidado antes de ser jugado.
Todas las encuestas hicieron mediciones antes del miércoles y jueves, cuando se dio el pico del dólar a más de 1000 y se conoció el resultado de la inflación de septiembre. Había alguna esperanza de que fuera más baja que la de agosto: fue más alta. Y además:
El dato de la inflación núcleo (sin precios regulados) llegó a 13,4%.
Alimentos fue 14,3%.
La escalada del blue le pone un piso alto a la inflación de octubre.
Ya el solo hecho de que el candidato se mantenga competitivo es un milagro de la ciencia política. Y el final está abierto. La imprevisibilidad de Milei hace posible esa supervivencia.
Las próximas encuestas que surjan no se van a poder publicar, por lo menos con nombre y apellido.
Javier Milei y el espejo del trotskismo
Las apuestas en el entorno de Javier Milei se dan por cuánto va a ganar el libertario. Pocos hablan del descalabro que se viene si asume. Aunque todos saben que puede ser catastrófico. Todos sus dirigentes están encandilados por el poder de convocatoria de su líder. Sin embargo, es difícil encontrar a alguien que crea que puede ser un buen presidente.
Como con Massa, todavía no hay encuestas que midan las intervenciones de la última semana. Milei salió a pedir que la gente compre dólares. Esto es fomentar una corrida cambiaria que pulverice la economía.
Si la diferencia de votos entre Milei y el segundo es muy grande, la apertura de los mercados del lunes 23 puede ser catastrófica.
El salario mínimo en la Argentina es de $132.000. Son 377 dólares al oficial y 132 dólares al blue. ¿Cuánto más bajo puede caer sin que Milei muestre la menor preocupación?
Es un candidato que cree que cuanto peor mejor, como la vieja izquierda. O como la nueva izquierda, que celebra masacres de grupos ultrareligiosos en Israel para terminar con el imperialismo yanki. No debería sorprendernos. El comunismo argentino apoyó en los 70 a la dictadura. Siempre los extremos se tocan.
La clave que podría cambiar la elección
La otra variable a tener en cuenta es el voto bronca, que también puede inclinar la elección para un lado u otro. En este punto vale repasar cómo funciona el voto en blanco, nulo, impugnado o no ir.
Vale antes de cerrar un pequeño servicio cívico. Hay mucha gente que quedó enojada por los candidatos que quedaron en pie después de las PASO. Algunos votantes de Larreta, otros de Grabois, algunos de otras fuerzas. Incluso algunos de Massa o Bullrich, fastidiosos por el resultado general y con un sentimiento de impotencia frente a lo que parece ser un final cantado.
Muchos preguntan cómo manifestar su enojo y si es cierto que “si voto en blanco es como votar a Milei”.
Primera aclaración: votar en blanco, impugnar, anular o no ir a votar es exactamente lo mismo para el resultado final.
Cualquiera de estas opciones -si no vas a votar al que sale primero- lo termina favoreciendo. ¿Por qué? Es una cuestión matemática.
Vamos a poner como ejemplo la Ciudad de Buenos Aires, que tiene un sistema de balotaje más simple que el nacional.
En CABA se necesita sacar más del 50% para zafar del balotaje. Supongamos que en toda la Ciudad votaran 100 personas y que el favorito es -como dicen todas las encuestas- Jorge Macri.
Vamos a suponer que:
De esas 100, 41 votan a Jorge Macri.
39 ya tienen completamente decidido votar a otras fuerzas.
Hay 20 que dudan sobre qué hacer, pero seguro no lo van a votar a Jorge.
Escenario 1
Las 20 personas votan a candidatos minoritarios (y ninguno vota en blanco).
Jorge Macri saca el 41%. Y 59% votan a otros partidos.
Hay balotaje.
Escenario 2
Las 20 personas deciden votar en blanco-
La base total de votantes es 80.
Jorge Macri saca (con 41 votos) el 51,25% de los votos.
No hay balotaje.
Los votos que se cuentan son los positivos. Todos los demás, no existen.
A nivel nacional, el balotaje se evita si el que más votos saca tiene más de 45% o más de 40% con diferencia del 10%.
Por eso, el voto bronca es el mejor aliado de Milei. Sabe que cuanto peor este todo, cuanto más caliente esté la gente, cuanto más quieran que se vayan todos… él va a estar ahí con sus votos cautivos para ganar en primera vuelta.
Por eso, la última semana es clave para todos. Y es la antesala de un escenario en la Argentina que puede ser inédito: el de tener un presidente sin experiencia, sin estructura y sin una red política que lo acompañe: un salto al vacío a todo o nada.
La Jungla del Poder – Pablo Winokur