Facundo Molares Schoenfeld de 47 años, fue exmiembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y uno de los pocos extranjeros que se ganó la confianza de la cúpula para formar parte.
“Yo ingresé a las FARC en julio de 2003 a los 24 años. Llegué por extensión de mi militancia política juvenil –era de la Juventud Comunista en Argentina- y siempre la aventura guevarista ha estado en nosotros, y la posibilidad de participar en una lucha más avanzada en América Latina era un sueño que muchos pretendíamos alcanzar”, declaraba Molares a Canal Abierto en 2017 .
A pesar de estar a la espera de su extradición para ser juzgado por los delitos de secuestro, tortura, entre otros, se encontraba manifestando como miembro del Movimiento Rebelión Popular en el obelisco, cuando en el momento de ser detenido tras agredir a la Policía, se descompensó y falleció luego de ser trasladado por el SAME al Hospital Ramos Mejía
Hijo del juez de paz de Trevelin, Néstor Hugo Molares, Facundo nació en 1975 en la localidad bonaerense de San Miguel, pero, según los registros oficiales, partió en 2002 hacia Colombia siguiendo las ideas marxistas leninistas adoptadas por las FARC. Allí comenzó desde abajo, buscó adeptos a la causa en las universidades y escaló muchas posiciones.
Como Comandante “Camilo” era conocido y buscaba en las universidades a personas que, como él, quisieran abrazar el modelo de Ernesto Guevara. Su primer acercamiento a las ideas revolucionarias fue de hecho cuando leyó un libro sobre el “Che”. Así lo explicó en una entrevista a Resistencia Colombia: “Tenía once años cuando leí su biografía y dije: ‘Quiero ser como él’”.
“En mi tierra hicimos un levantamiento en 2001 en el que pude participar. En dos meses de peleas populares pasaron cinco presidentes. Éramos un pueblo efervescente: donde un joven caía muerto a manos de policías, diez se alzaban para seguir peleando. Los comercios de empresas estadounidenses, como McDonald’s, estaban en llamas, como símbolo de rebeldía”, recordó en aquel entonces.
Esos fueron los últimos días de Facundo en la Argentina y los primeros de “Camilo” en Colombia. “El problema de esos levantamientos espontáneos es la falta de una organización que pueda suplantar al Estado. Esos días saqué una reflexión que marcó mi decisión de estar en Colombia: con unas FARC podríamos haber tomado el poder. No necesitábamos más”, manifestó.
Entonces, en los primeros días del 2002, Molares Schoenfeld viajó a Colombia: “Me era imposible esperar otros cincuenta años para tener una segunda oportunidad. Como dijo ‘Alexandra Nariño’, la revolución si se da, se da en Colombia y entonces hay que estar aquí”. Alexandra era otra de las extranjeras de las FARC.
En 2011, “Camilo” regresó a la selva colombiana, pero ocho meses después esa unidad sufrió un golpe muy fuerte: por orden de la Fiscalía Antiterrorista, la Policía arrestó a diez personas -el rector de un colegio, un campesino y ocho estudiantes universitarios- del Partido Comunista Clandestino (PC3). Uno de ellos era Leidy Paola Soto Tamayo, su novia, acusada de rebelión.
Pero el revés más duro lo recibió de sus propios compañeros de armas cuando las FARC y el Gobierno empezaron el 4 de septiembre de 2012 un alto definitivo al fuego. Las partes finalmente firmaron el “Acuerdo de Paz” el 26 de septiembre de 2016 en Cartagena con el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel como veedor internacional.
Con la desmovilización de las FARC, el argentino buscó otros horizontes. Tras dos años en la clandestinidad, la Inteligencia boliviana lo ubicó en noviembre en Montero. Según el comandante de la Policía de Santa Cruz de la Sierra, Miguel Mercado, “Camilo” fue lastimado durante los enfrentamientos entre el MAS y el Comité Cívico, de Luis Fernando Camacho, uno de los partidos acusados de llevar adelante un golpe de Estado contra Evo Morales.
Con información de tn.com.ar y canal Abierto