Mujeres, niñas y diversidades se enfrentan a estructuras de poder que ven la igualdad de género como una amenaza. Hoy, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y cuando se desarrolla una nueva fecha del Mundial FIFA 2022, Amnistía Internacional destaca que, mientras los ojos del mundo están puestos en los partidos de Estados Unidos, Qatar e Irán, en esos países estos colectivos ven sus derechos profundamente vulnerados.
Qatar
Actualmente, en el país anfitrión del Mundial, las mujeres son discriminadas en la ley y en la práctica y están insuficientemente protegidas contra la violencia doméstica y sexual.
En virtud del sistema denominado “tutela masculina”, ellas necesitan el permiso de su tutor (marido, padre, hermano, abuelo o tío) para casarse, estudiar en el extranjero, trabajar en empleos públicos, viajar al extranjero (si son menores de 25 años) y acceder a la atención de su salud sexual y reproductiva. A su vez, se enfrentan a dificultades para divorciarse y a desventajas económicas.
El sistema discriminatorio de tutela niega el derecho a tomar decisiones esenciales y resulta contrario a las obligaciones que ha asumido ese país en virtud de las normas internacionales de derechos humanos.
Estados Unidos
Desde la anulación del fallo Roe vs. Wade, el derecho al aborto de la ciudadanía estadounidense continúa recibiendo ataques . A la fecha, 14 Estados prohibieron o restringieron severamente el aborto. Como suele suceder, todas estas trabas descargan su mayor fuerza prohibitiva sobre las poblaciones más vulnerabilizadas. Prohibir el acceso legal al aborto no le pone fin, sino que obliga a las personas embarazadas a recurrir a prácticas inseguras, lo que pone en riesgo su vida y su salud.
Mientras en América Latina se ha avanzado en Argentina, Colombia y México; Estados Unidos se empeña en adoptar medidas regresivas y anclar a las mujeres en su rol reproductor. Esto va a contramano del consenso mundial a favor de respetar y garantizar el derecho a la interrupción del embarazo como un componente esencial de cualquier sociedad justa e igualitaria. La liberalización de esta práctica representa un paso significativo en materia de salud pública, autonomía reproductiva y derechos humanos, esencial para lograr la justicia de género.
Irán
En Irán, decenas de miles de mujeres y niñas son sistemática y aleatoriamente interceptadas en la calle por la “ policía de la moral ”, que las insulta, amenaza y les ordena cubrirse algún mechón de pelo con el velo o retirarse el maquillaje. Con frecuencia, también son agredidas físicamente. Estos actos constituyen tratos o penas crueles, inhumanas o degradantes, absolutamente prohibidos por el derecho internacional.
A partir del asesinato de Mahsa Amini esta situación se hizo visible a nivel internacional. De hecho, al cumplirse dos meses de su muerte, Amnistías Internacional lanzó una campaña de vía pública masiva.
Las mujeres y niñas deben ser libres de decidir si quieren o no llevar determinados símbolos y prendas en función de sus creencias religiosas, sus costumbres culturales, su identidad o por cualquier otra razón.
La situación en el mundo
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más generalizada, constante y desgarradora del mundo actual. A nivel global, la ONU estima que 1 de cada 3 mujeres ha experimentado alguna vez en su vida violencia física o sexual, mientras que cada 11 minutos una mujer o niña es asesinada.
“Estas estimaciones son la punta del iceberg. Por lo general, la violencia contra las mujeres no se denuncia debido a la estigmatización, la impunidad o el temor a enfrentarse a más hostilidad. Esta es una barrera para que podamos desarrollarnos en igualdad de condiciones que los hombres, y ejercer y disfrutar plenamente nuestros derechos”, señaló Mariela Belski, directora ejecutiva de Amnistía Internacional Argentina.