Una medición alternativa realiza por el Gobierno nacional, basada en criterios de una mirada multidimensional, es decir, que cuenta factores estructurales como vivienda, servicios básicos, educación, empleo y salud, arrojó que el 54,9% de la población puede ser considerada pobre.
Bajo este punto de vista, más de 25 millones de personas en todo el país que podrían ser consideradas pobres.
El relevamiento y medicación fue realizado por el Consejo de Coordinación de Políticas Sociales, dependiente de la Presidencia de la Nación conducido por Paula Amaya.
Según explicó el organismo, “con el propósito de arribar a un índice de pobreza multidimensional basado en el enfoque de derechos, se seleccionaron indicadores que contemplen las siguientes dimensiones: vivienda, hábitat y servicios básicos, educación, empleo y protección social y salud”.
Según la metodología oficial, un hogar puede ser considerado pobre de manera multidimensional si tiene carencias en dos de los aspectos anteriores.
En ese sentido, los criterios de consideración para establecer esa medición alternativa de la pobreza toman en cuenta la “precariedad de los materiales de la vivienda, hacinamiento, tenencia insegura de la vivienda, condiciones sanitarias deficientes, ubicación de la vivienda en zona vulnerable”, respecto al primer ítem incluido.
Por otra parte, el indicador estudia el nivel de “inasistencia a un establecimiento educativo en las edades obligatorias, rezago escolar de los asistentes, logro educativo insuficiente” respecto a la educación; y por otro lado las “dificultades para acceder al empleo remunerado, precariedad laboral de los trabajadores, déficit de cobertura previsional de los adultos mayores y ausencia de doble cobertura de salud (obra social o prepaga)”, sobre el empleo y la salud.
El Consejo de Políticas Sociales aclaró que no se trata de una medición que reemplace al índice de pobreza por criterio monetario que elabora el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), sino que se trata de un indicador complementario, que busca establecer otras causas y alcances de la pobreza para que el Estado diseñe respuestas de política pública diferentes a las que solo tienen en cuenta la situación económica.
De todas formas, “como el presente índice no tiene en cuenta el aspecto monetario, se aplicó adicionalmente el método integrado, que permite cruzar la pobreza monetaria con la pobreza multidimensional”, continuó. “Considerando este método, en el primer semestre de 2021 un 54,9% de la población (44,6% de los hogares) presenta al menos una de estas dos situaciones de pobreza –monetaria o no monetaria– mientras que el 29,9% presenta ambas formas (22,2% de hogares)”, estimó. Eso implicaría más de 25 millones de personas.
Y al tomar en consideración el criterio que cuenta tanto la pobreza estructural como la monetaria, a mediados de 2020 afectaba al 58,5% de la población -es decir, el 47,8% de los hogares- lo que indicaría una reducción de 3,6 puntos porcentuales.
Respecto a la medición combinada, un 32,6% de los habitantes sufrían los dos tipos de pobreza.
“Existe un amplio consenso respecto de la necesidad de que los países dispongan de mediciones multidimensionales de pobreza, a fin de contar con información complementaria a la obtenida por mediciones basadas en ingresos monetarios”, consideró el Consejo de Coordinación de Políticas Sociales.
“Los nuevos marcos conceptuales sobre el desarrollo social y el bienestar van más allá de la noción de pobreza limitada a la insatisfacción de necesidades, la constatación de las limitaciones de los indicadores monetarios como aproximaciones al estándar de vida y la necesidad de una mayor alineación entre indicadores de pobreza y políticas tendientes a superarla”, apuntó.
Fuente: diariotag.com