Próximos a los nueve años de la desaparición física de uno de los más notables artistas contemporáneos, desde el centro de estudios “Desiderio Sosa” y por intermedio de la presente solicitud pública, proponen que de la manera que mejor resuelvan las autoridades organizativas del carnaval oficial como de los barriales se puede propiciar un homenaje y por tanto una valoración de la vida y obra de Dionisio Soler y de su aporte a la cultura en general y a la danza y baile en particular.
El 22 de marzo de 2013 en un accidente automovilístico, ingresaba a la inmortalidad uno de los integrantes naturales de la correntinidad cultural que supo, entre cientas de destacadísimas acciones llevar a cabo junto a los miembros de la escuela correntina de pensamiento, la obra de teatro “La Creación” en el Teatro Juan de Vera de la Ciudad de Corrientes en el año 1997.
Así se expresaban al tomar conocimiento de la partida física de Soler y del ingreso del mismo al olimpo de los hacedores que dejan una huella indeleble tras sus pasos.
La danza en suspenso, un homenaje a Dionisio Soler
La muerte es la pareja de baile a quién en forma permanente y constante debemos mantener entretenida, tenerla siempre un paso adelante, para postergar la obvia epifanía del telón que cae, y la memoria, tan estimable como el público, dirá como este mediante su aplauso si nuestra pieza ha valido la pena como para que se nos recuerde.
Llevar la cultura y el arte desde el nombre es un condicionamiento, pero dejarse guiar por tal señal en la vida y hacer de ello un predicamento, ya no es para cualquiera, mucho menos si además se hace escuela, y un milagro sí se cultiva la grandeza de espíritu para ver y reconocer a otros en el mismo sendero y desmalezarlos con el propio cuerpo.
Quienes trabajan exhibiendo sus sentimientos se someten a tantos dolores, como frustraciones y desencantamientos, pero de ellos obtienen la energía, para otra coreografía en el escenio, el aplauso es el alimento, perecedero como adictivo, y el reconocimiento, siempre postrero.
Nadie se va si no se lo olvida, por más que suene a falsa melodía, es ley en la vida que los artistas se van de gira y sólo son vistos en su completa dimensión en el cortejo.
Qué bien le bailaste a la vida dirán tanto público como émulos, que difícil es ser artista en estas bellas tierras murmuran otros, proyectos e ideas aún no realizadas, infinitas, llantos y emociones fuertes de tu final de obra, extraerás a borbotones, con la certeza de que ha sido una gran obra y de que lo sabías, retumba mi última charla cuando decías “Yo quiero que al menos un azulejo lleve mi nombre cuando ya no esté”, en esto te equivocaste, y grande, porque será mucho más que eso, el tiempo dirá; ese que ahora te reclaman tus amigos y seres queridos por considerarlo escaso y el que te agradecemos por siempre quienes compartimos hechos culturales, el placer de haberte conocido, de haber aprendido y compartido un escenario, la contundencia de que honraste tu nombre Dionisio y que a la danza de la muerte, le pegaste el paseo estético de tus pasos elegantes e inolvidables que así sentencian los aplausos eternos.