(Por Miguel Matusevich)- En la provincia de Corrientes existe una iniciativa muy importante en los Esteros del Iberá, que se denomina “la producción de naturaleza, que consiste en aumentar la presencia de vida silvestre de un ecosistema y que resulte un atractivo turístico que genere dividendos para las comunidades vecinas”.
Rewilding Argentina es una fundación creada en 2010, para enfrentar y revertir la
extinción de especies y la degradación ambiental resultante, recuperando la
funcionalidad de los ecosistemas y fomentando el bienestar de las comunidades locales.
Rewilding Argentina es heredera del legado de Tompkins Conservation, continuando la
implementación del trabajo mancomunado con el Estado nacional y los gobiernos
provinciales, organizaciones conservacionistas y sociales nacionales e internacionales y
filántropos argentinos y extranjeros.
En tanto desde el Gobierno Provincial, se trabajó en generar legislación, políticas
activas, protección de las comunidades locales y la generación de esquemas estratégicos
de marketing turístico, que le agrega valor a toda la belleza natural del Parque
Provincial Iberá y de todas las localidades cercanas.
Tapires, guacamayos, aguarás guazú, osos hormigueros, muitús y otras especies
autóctonas de los Esteros del Iberá extinguidas o en riesgo, fueron reintroducidas a esa
reserva natural, la más grande de Argentina, junto a “piezas mayores” como la nutria
gigante y el yaguareté, para restablecer el ambiente y la preservación de estas especies.
Los Esteros del Iberá son el segundo humedal más grande de Sudamérica, al noreste de
Argentina en la provincia de Corrientes, y se desarrolla desde el 2007 por una iniciativa
del ya fallecido ecologista estadounidense Douglas Tompkins, un proyecto que
reintrodujo a la zona al oso hormiguero, al pecarí de collar, al guacamayo rojo y a otras
especies que habían desaparecido hace décadas.
Los yacarés son habitantes naturales de los Esteros, pero son muchos menos que los
carpinchos, conocidos por ser los roedores de mayor tamaño y peso del mundo. Tantos
juntos hacen que, posiblemente se pierda el interés sobre ellos, pero la aparición de un
ciervo de los pantanos, reaviva la escena y la convierte en espectacular.
Los Esteros del Iberá están en la provincia de Corrientes, al noreste de la Argentina, y
ocupa un millón 300 mil hectáreas. Es el segundo humedal más extenso de Sudamérica,
luego del Pantanal brasileño. Dentro de este espacio gigante, existen dos parques, uno
nacional y otro provincial, que abarcan 700 000 hectáreas y que tienen un nivel de
protección mayor.
Justamente dentro de ellos, se desarrolla el proyecto de reintroducción de especies,
liderado originalmente por la organización The Conservation Land Trust (CLT), que ha
logrado traer de vuelta al Pecarí de collar (Pecari tajacu), al tapir (Tapirus terrestris), al
venado de las pampas (Ozotoceros bezoarticus) y al guacamayo rojo (Ara chloropterus), todas especies que habían desaparecido del área por la presión de la agricultura, la
ganadería y la caza. Ahora es continuada por la Fundación Rewilding Argentina.
Todo comienza en el 2007, cuando se liberó en el Iberá la primera pareja de osos
hormigueros gigantes (Myrmecophaga tridactyla) y, a partir de ese año, el proyecto se
ha anotado numerosos éxitos ya que ha establecido poblaciones más o menos
numerosas de distintas especies que habían desaparecido de la zona, como el pecarí de
collar, el tapir, el venado de las pampas y el guacamayo rojo.
Pero el momento más importante llegó. Durante este año vuelve a reinar en el Iberá el
mayor felino del continente, el yaguareté que hace 60 o 70 años que nadie ve en
libertad. Conocido como tigre americano, estaba prácticamente extinguido en la
Argentina.
El primer logro de la vuelta del mayor predador del ecosistema fue el momento en que
nacieron en cautiverio las primeras dos crías dentro del llamado Centro de
Reintroducción del Yaguareté (CRY), un impresionante complejo de corrales que ocupa
34 hectáreas.
“Argentina es un país desfaunado. Nos faltan prácticamente todos los grandes
herbívoros y los grandes carnívoros, incluso en los parques nacionales y otras áreas
protegidas. Este mismo trabajo habría que hacerlo en todos los ambientes naturales del
país”, decía a medios de comunicación, el biólogo Sebastián Di Martino, coordinador
del Proyecto de Reintroducción de Especies de The Conservation Land Trust (CLT), la
fundación creada por Douglas Tompkins y su viuda, Kris McDivvit.
Vale recordar de que.luego de la muerte de Tompkins, en septiembre de 2016, Mc
Divvit firmó un convenio con el presidente argentino, Mauricio Macri, para comenzar a
donar gradualmente las tierras de CLT al Estado, con la condición de que se conviertan
en un parque nacional.
Un dato importante es que el Centro de Reintroducción del Yaguareté funciona en San
Alonso, una isla de 11 000 hectáreas a la que se llega en avioneta o luego de recorrer
ríos y lagunas por casi una hora en lancha desde San Nicolás, uno de los portales de
acceso al Iberá. Allí, en cuatro corrales separados, viven otros tantos yaguaretés adultos
que fueron donados por distintos zoológicos.
El trabajo de reinserción no es fácil ya que por ejemplo, los yaguaretés deben ser
transformados en individuos con conductas silvestres, “tarea que no es necesaria, por
ejemplo, con los osos hormigueros, que tienen memoria corta y una vez que están en
libertad se olvidan del ser humano”.
Por eso, no se plantea liberar a los yaguaretés adultos criados en zoológicos, sino a los
dos cachorros nacidos en San Alonso en junio de 2018. Estos permanecieron un año con
su madre y luego fueron trasladados a otro corral, donde hoy se alimentan de carpinchos
y chanchos asilvestrados que ellos mismos deben cazar.
También están siendo entrenados, para su liberación, dos cachorros de dos años y medio
de edad que llegaron al Iberá desde Brasil. Estos tienen el potencial para vivir en la naturaleza porque luego de ser rescatados cuando cazadores mataron a su madre, fueron
criados en un santuario natural, prácticamente sin contacto con el ser humano.
Antes de la liberación, la última escala para estos yaguaretés fue una temporada en un
colosal corral de 30 hectáreas de superficie que contiene los distintos ambientes del
Iberá, así como decenas de ejemplares de las especies que le sirven de alimento como
carpinchos, yacarés, chanchos asilvestrados, zorros y monos.
Otra de las especies reinsertadas son los Osos Hormigueros que, en su mayoría son
huérfanos rescatados de otras provincias de la Argentina, porque mataron a la madre en
accidentes de tránsito, durante cacerías o en peleas con perros.
Los osos hormigueros rescatados son criados durante el primer año con leche
suministrada en mamadera. Sólo son liberados en el Iberá cuando cumplieron un año y
pesan al menos 20 kilos, condiciones que le permiten sobrevivir.
Uno de los procesos más complicado que el equipo de CLT está atravesando con éxito
es el regreso del guacamayo rojo, cuyos últimos registros de presencia en Corrientes son
del siglo XIX y que hoy está extinto en toda la Argentina.
“Son aves muy vistosas, que pueden medir 95 centímetros desde la cabeza hasta la
punta de la cola. Se extinguieron por la pérdida de hábitat y por la persecución. La gente
iba a sus nidos para sacar los pichones y tenerlos como aves de compañía o por sus
plumas que tienen muchos usos culturales”, aseguran desde el equipo del guacamayo
rojo.
Rewilding Argentina y el compromiso gubernamental de muchos años está dando sus
resultados. Corrientes produce naturaleza y lo logra con compromiso ambiental, social
y de sustentación ecológica y económica; en un círculo virtuoso que es una buena
noticia mundial, a la hora de preservar las especies autóctonas y el medio ambiente
natural.