SR. PRESIDENTE: El 8 de julio, usted envió una carta al Sr. Presidente de Bolivia, Dr. Luis Arce, disculpándose “con dolor y vergüenza” por una acusada colaboración del gobierno argentino con las fuerzas que perpetraron (no “perpetuaron”), según interpreto de sus palabras, un golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales.
Dolor y vergüenza causa la imprudencia, la impudicia y la velocidad con las que usted compromete al Estado Argentino al reconocer semejante acusación sin la mínima indagación ni prueba, por el solo hecho de que en ese momento gobernaba el país un presidente de un partido diferente al suyo.
Bien sabe usted que nuestro gobierno, a diferencia del actual que usted preside, en todo momento ha apoyado la democracia en el continente.
La renuncia del presidente Evo Morales, el 10 de noviembre de 2019, aumentó los disturbios que se estaban registrando ya en el Estado Plurinacional de Bolivia con motivo del intento del citado mandatario de una nueva reelección y las acusaciones de fraude electoral y posterior anulación de las elecciones.
Bolivia quedó sumida en el caos, como dan cuenta publicaciones de todo el mundo y, además, ello es de público y notorio conocimiento.
Así, por ejemplo, el noticiero DW, de Alemania, publicaba el 11 de noviembre:
“Los disturbios se extendieron la noche del domingo (10.11.2019) en varias ciudades de Bolivia, tras la renuncia del presidente Evo Morales, con incendios, saqueos y ataques a viviendas, entre estas la del propio exmandatario, en un ambiente de tensión e incertidumbre sobre el destino político inmediato del país”.
El mismo 11 de noviembre, el diario El País, de España, titulaba: “El vacío de poder sume a Bolivia en el caos”.
La agencia británica Reuters, el 10 de noviembre de 2019, tituló: “Bolivia’s Morales resigns, lashesout at ‘coup’” (“Morales renuncia y arremete contra el ‘golpe’” [el entrecomillado en “golpe” es de la agencia Reuters]). La noticia explica que Morales declaró que renunciaba a fin de aplacar la violencia que se había adueñado de su país después de su controvertida elección.
Esto significa que los disturbios habían comenzado antes de la renuncia del presidente Evo Morales, en primer lugar, por parte de grupos opositores a su gobierno, a los que se sumó, después de su renuncia, la violencia desatada por sus partidarios y las confrontaciones en la vía pública.
Las calles de La Paz fueron colmadas por partidarios del gobierno saliente y por opositores y la Policía Nacional fue desbordada, ya que el Ejército no intervino sino hasta la noche del 12 de noviembre a fin de imponer el orden.
En ese clima, el gobierno del presidente Mauricio Macri cumplió con su deber de resguardar la Embajada Argentina en Bolivia, protección que alcanzó no sólo al señor embajador y personal diplomático, sino también a dos ministros renunciantes del gobierno del señor Evo Morales: el ministro de Gobierno, Carlos Romero, y la ministra de Planificación, Mariana Prado Noya.
Puede verse, por ejemplo, nota del diario La Nación con el título: “Otro ministro de Evo Morales se refugia en la Embajada Argentina en Bolivia”. También era necesario brindar protección a los periodistas argentinos destacados en La Paz a fin de dar cobertura a la información y refugiarlos en la embajada.
A los efectos de cumplir con tan alta misión, se requirió la presencia del Grupo “Alacrán” de la Gendarmería Nacional, conforme evaluación del director de esa fuerza, porque además de ser la agrupación con mayor entrenamiento de la GNA, está capacitada en el empleo de armamento anti-disturbio, lo cual le brinda la mayor flexibilidad de operación.A tal fin, se requirió la autorización del envío del material y de su uso en el Estado Plurinacional de Bolivia a la ANMAC, por nota del 11 de noviembre de 2019 firmada por el Sr. Comandante de la Gendarmería Nacional, Cte. Grl. Gerardo Otero.
El mismo 11 de noviembre, la ANMAC autorizó el traslado al Estado Plurinacional de Bolivia de diez pistolas semiautomáticas; dos escopetas de repetición; cinco carabinas automáticas; dos ametralladoras; dos fusiles de repetición; doce chalecos antibalas; doce cascos balísticos; dos escudos balísticos; dos visores nocturnos y 8.820 municiones de distintos calibres, de las cuales 3600 eran calibre 12-70.También se habilitó el traslado de once miembros de la GNA.
Al día siguiente, 12 de noviembre, a fin de dotar a los efectivos que debían prestar ese servicio con el equipamiento suficiente como para cubrir un período del cual se ignoraba su extensión hacia el futuro, la Dirección de Logística de la Gendarmería Nacional solicitó una ampliación del número de cartuchos anti-tumulto y agregó al pedido cien spray de gas pimienta, así como 661 granadas de gas de hostigamiento.
Me veo en la necesidad de explicarle también, por si usted no ha sido informado por las autoridades de las áreas pertinentes de su gobierno, que las operaciones para las cuales se trasladó un grupo especial de Gendarmería se caracterizan por una multiplicidad de tareas, entre las cuales podemos identificar: seguridad a instalaciones (embajada, viviendas de funcionarios, otros edificios); a personalidades y sus familias; a columnas de vehículos; eventuales evacuaciones por medios aéreos como helicópteros o aviones; seguridad física a civiles compatriotas; primeros auxilios, tráfico de comunicaciones, etc. Todas estas acciones implican operaciones combinadas con las fuerzas de seguridad del país anfitrión. Los grupos móviles antidisturbios no están preparados ni equipados para estas operaciones y por ese motivo el director de la Gendarmería decidió enviar un grupo de elite.
El 15 de julio de 2020, en la rendición de cuentas de Servicio Administrativo Financiero de la Gendarmería Nacional, se informa que la Agrupación Fuerzas Especiales de GNA, durante su permanencia en Bolivia, “ha brindado seguridad a la Embajada Argentina en el Estado Plurinacional de Bolivia durante los meses de noviembre de 2019 hasta junio de 2020”, (…) y que “a los efectos de mantener y acrecentar las capacidades, se realizaron ejercicios de entrenamiento y prácticas de tiro con el armamento que fuera llevado en la comisión”.
El informe afirma textualmente:
“En dichas instrucciones se emplearon la cantidad de SETENTA MIL 70.000 cartuchos calibre 12,70 MM A/T.” (es decir, antidisturbios).
Esto significa que el grupo especial de la Gendarmería Nacional regresó a la Argentina y produjo su informe cuando ya habían transcurrido siete meses de vuestro gobierno.
Resultaría importante entonces que las actuales autoridades y no las anteriores respondan de qué modo controlaron las operaciones que se llevaban a cabo en Bolivia y el empleo adecuado del material, ya que desde el traslado de los gendarmes con el material autorizado transcurrió menos de un mes dentro del período restante de gestión del presidente Mauricio Macri, cuyo mandato finalizó el 10 de diciembre de 2019, y siete meses del gobierno que asumió ese mismo día; es decir, el suyo.
Por otro lado, desde el regreso del Grupo “Alacrán” y el informe producido por la Gendarmería respecto del material empleado, ha transcurrido nada menos que un año, también durante vuestra gestión.
Por tanto, las autoridades de vuestro gobierno tuvieron un año y siete meses para controlar a los efectivos que estaban prestando funciones en el Estado Plurinacional de Bolivia y después pedir cuentas del material empleado. Resulta asombroso que sólo ahora, ante una carta cuya autenticidad ha sido además desmentida por el supuesto autor, su gobierno se ocupe del asunto.
Si se registró una diferencia entre el material autorizado por la ANMAC y lo registrado por la Policía de Bolivia -que según las actuales autoridades argentinas habrían constatado una cantidad menor- el acto administrativo que goza de presunción de legitimidad es el emanado de los órganos de la Administración local y habrá que investigar qué ocurrió en Bolivia respecto de las supuestas diferencias. Pero, una vez más, la rendición de cuentas se produjo durante vuestro gobierno y hace ya exactamente un año.
Debe aclararse además que la totalidad de las autoridades del gobierno del Sr. Evo Morales renunciaron entre el 11 y el 12 de noviembre de 2019. El último en hacerlo fue el ministro de Defensa. Este dato no se le puede pasar por alto a usted, Sr. Presidente, ya que la carta a causa de la cual usted se apresuró a pedir disculpas está fechada el 13 de noviembre de 2019; es decir, cuando el ex comandante de la Fuerza Aérea Boliviana, Jorge Gonzalo Terceros, ya había renunciado y mal podía entonces enviar en carácter oficial una nota de agradecimiento. Todo ello sin contar con que la Fuerza Aérea no tiene relación alguna con actividades antidisturbios y resulta totalmente incoherente que la nota proceda de ese arma.
El abogado del Sr. Terceros ya ha desmentido la autoría de la carta y desconocido la firma que figura al pie que, según lo ha expresado textualmente, “es una firma dibujada”, y así lo ha recogido la prensa boliviana.
La complejidad de la cuestión y el honor de la República exigían a usted una mayor diligencia antes de comprometer el honor de la nación pidiendo disculpas injustificadamente apenas le llegó la copia de una carta cuyo supuesto autor ni siquiera reconoce. Pero aun en medio del dolor al que el pueblo argentino está sometido por el duelo de miles de muertes que no deberían haber ocurrido, por el pésimo manejo de una pandemia que la casi totalidad de los países han encarado de mejor manera, por la quiebra y la pobreza, usted se ha hecho tiempo para embarcarse en estas operaciones de desprestigio, sin valorar siquiera el daño que producía a la nación con su imprudente respuesta.
Cuando en pocos días este asunto termine de aclararse, como ya ha empezado a ocurrir, los argentinos habremos comprobado una vez más hasta qué punto usted ha degradado la institución presidencial y ha llenado a su nación de dolor y de vergüenza.
Firma: Lic. Patricia Bullrich