El martes 19 de noviembre se cumplen 1.000 días del comienzo de la invasión rusa a gran escala. El 24 de febrero de 2022 se produjo la intrusión masiva de tropas extranjeras en Ucrania, que se convirtió en la expansión de la agresión armada de la Federación de Rusia que ha estado en curso desde el 19 de febrero de 2014, y de esa manera quedó marcado el inicio del mayor enfrentamiento bélico en Europa desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial. “Esta agresión no es solo un brutal ataque a Ucrania; es un asalto a los principios de soberanía, integridad territorial, orden basado en normas, derecho internacional y la Carta de la ONU. En definitiva, es una agresión contra toda la comunidad internacional”, definió el Embajador Plenipotenciario de Ucrania en la Argentina, Yurii Klymenko.
Una cantidad enorme de agresiones contra civiles ucranianos de parte del invasor causó la destrucción de ciudades enteras e infraestructura civil crítica, y provocó el sufrimiento de millones de ucranianos que perdieron sus hogares.
La magnitud de la agresión rusa desde febrero de 2022 y el nivel de sus devastadores daños no tienen precedentes en la historia moderna: se lanzaron unos 11.500 misiles contra Ucrania, se desplegaron más de 33.000 bombas aéreas guiadas; más de 13.500 civiles ucranianos, incluidos 591 niños, han muerto desde febrero de 2022; casi 26.000 civiles han resultado heridos; se registraron como desaparecidos o capturados 65.956 militares y civiles ucranianos, de los cuales 50.916 fueron registrados como desaparecidos sobre la base de datos verificados; más de 11 millones de ucranianos se vieron obligados a huir de sus hogares, incluidos 4,6 millones de desplazados internos y más de 6,7 millones de personas que abandonaron su país; los organismos encargados de hacer cumplir la ley ucranianos documentaron alrededor de 150.000 crímenes de guerra y crímenes relacionados con la agresión rusa, así como 19.831 crímenes contra los cimientos de la seguridad nacional de Ucrania, y las instalaciones de infraestructura civil destruidas superaron las 193.000 (155.627 edificios residenciales, 3.675 instituciones educativas y 885 instituciones médicas, 641 edificios culturales y 198 edificios religiosos y 8.084 redes de agua y electricidad).
Pero la guerra de agresión de Rusia no se limita a Ucrania. Ha creado efectos dominó, desestabilizando la seguridad global en múltiples dimensiones. Además, la participación de las tropas de Corea del Norte en la guerra de agresión de Rusia contra Ucrania constituye una mayor internacionalización de la guerra y su expansión más allá de las fronteras de los dos estados.
Rusia se apoderó de la central nuclear de Zaporiyia, en Ucrania, que es la instalación nuclear más grande de Europa, y amenaza constantemente con sus ataques, creando con esto una amenaza sin precedentes para la seguridad nuclear global. Al mismo tiempo, las acciones decididas por la Federación de Rusia generan amenazas al orden alimentario mundial, a la seguridad energética y al medio ambiente de todo el planeta.
Para detener la agresión rusa, el Presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, presentó la Fórmula de la Paz y el Plan de la Victoria, que siguen siendo la única forma viable de restablecer una paz integral, justa y duradera para Ucrania y de preservar el sistema de seguridad global de una mayor erosión. La Primera Cumbre Mundial de la Paz, celebrada los días 15 y 16 de junio de 2024 en Suiza, reunió a más de 100 países e instituciones internacionales.
Establecer una paz integral, justa y duradera para Ucrania no es simplemente una cuestión de seguridad regional. Es crucial también para la estabilidad y el desarrollo globales. El mundo entero se beneficiaría del respeto de la Carta de las Naciones Unidas, del derecho internacional, así como de una paz justa y duradera para Ucrania.
(*) Por Juan Manuel Durruty