El instructor fiscal Javier Pablo Laborde fue el encargado de analizar los teléfonos de los acusados por el crimen de Fernando Báez Sosa. Hoy, en el marco de la audiencia, en la segunda semana del juicio, el hombre compartió los mensajes que Blas Cinalli intercambió a través de WhatsApp tras el homicidio. El rugbier es el único imputado que no había sido mencionado en las seis audiencias previas.
En un chat le cuenta a su interlocutor del cruce en el boliche Le Brique. “Nos agarramos adentro contra unos pares”, escribió. “Ganamos contra unos chetos, los rompimos”, envió Cinalli a las 5.08 del 18 de enero a un grupo denominado “El Club del Azote”, y agregó: “Nos vamos al centro a premiar”.
Luego, a las 5.15 aseguró: “Amigo, flasheamos. Creo que matamos a uno, todo Gesell está diciendo eso”. Su interlocutor le contestó: “Los demoledores”.
Otro de los mensajes que incrimina a Cinalli indica: “Nos cagamos a piñas en el boliche, nos sacaron a todos. Esperamos que se vaya la policía y ahí los recagamos a piñas. Dos convulsionaron, uno lo mandamos al hospital sin signos vitales. Ahora estamos yendo a McDonalds a ver qué pasa”.
En un momento de las charlas expuestas, el joven se jactó: “Había un rubio que estaba agarrado a mi tobillo”. Esta frase también lo complica, ya que se conecta con el testimonio de Tomás D’Alessandro, uno de los amigos de Fernando. Él intentó detener el ataque y, en su testimonio, explicó que le agarró los tobillos a uno de los agresores.
En diálogo con la prensa, Graciela Sosa, la madre de Fernando, se refirió a los chats que se reprodujeron durante la jornada. “No quiero opinar, es muy fuerte”, comenzó. Sin embargo, añadió: “Les miro las manos y las piernas porque con eso terminaron con la vida de mi hijo”. Por último, sentenció: “No son humanos”.
Fuente: noticiasnet.com.ar