El Tribunal Oral en lo Criminal N° 2 de Zárate-Campana condenó al empresario Claudio Contardi, expareja de la actriz y conductora Julieta Prandi, a 19 años de prisión por abuso sexual con acceso carnal agravado y lo dejó detenido de inmediato. La sentencia, dictada por los jueces Daniel Répolo, Lucía Leiro y Mariano Aguilar, puso fin a un calvario que se extendió por una década.
La fiscalía, encabezada por Christian Fabio, había solicitado 20 años de prisión, mientras que la querella, representada por el abogado Javier Baños, reclamó 50 años alegando la “magnitud del injusto” y la “peligrosidad” del imputado. Finalmente, el tribunal impuso 19 años de cumplimiento efectivo.
Contardi, quien ya tenía prohibida la salida del país desde el viernes pasado, intentó que el juicio se anule, pero el planteo fue rechazado. Al escuchar la condena, fue retirado esposado por una salida lateral de la sala, mientras la familia de Prandi celebraba la decisión judicial.
El calvario de Prandi
Los abusos, según la investigación, ocurrieron entre julio de 2015 y marzo de 2018, en la vivienda que compartían en el barrio privado “Septiembre”, en Escobar. Durante el juicio, el fiscal describió una relación marcada por violencia física, psicológica y simbólica, en la que Contardi controlaba la vida de Prandi, la aislaba de su entorno y la sometía mediante amenazas y agresiones.
La actriz, había relatado días atrás la angustia y ansiedad con la que esperaba el fallo, y expresó su deseo de que la condena fuera ejemplificadora. “Cualquier cosa me puede pasar a mí o a mi familia”, advirtió antes de la sentencia.
Un patrón de violencia y manipulación
Según el expediente, Contardi utilizaba su posición de poder para someterla: desde prohibirle manejar o usar el teléfono libremente, hasta obligarla a dar detalles de sus actividades diarias bajo la amenaza de supuestos rituales religiosos. Las agresiones incluían insultos, amenazas de muerte y falsos diagnósticos médicos para quebrar su voluntad.
El fiscal Fabio consideró agravantes la prolongada duración de los abusos, el grave daño a la salud psicofísica de Prandi y el impacto en los hijos que tuvieron en común. La querella sostuvo que el acusado “es incapaz de ser resocializado” y que la condena busca garantizar la seguridad de la víctima.
La causa comenzó en 2021, dos años después de la separación, cuando Prandi presentó la denuncia ante la UFI N° 4 de Escobar. Desde entonces, atravesó un proceso judicial cargado de exposición pública y revictimización. Este miércoles, con la sentencia firme, se cierra un capítulo judicial, aunque las secuelas de la violencia persistan.
El caso de Julieta Prandi no solo representa un fallo relevante para la Justicia, sino también un recordatorio del largo camino que muchas víctimas deben recorrer para obtener una condena. La actriz estuvo acompañada por su actual pareja, Emanuel Ortega.