Con la publicación del Decreto 305/2025 en el Boletín Oficial, el Gobierno nacional oficializó la eliminación total de las retenciones para la exportación de productos industriales. La medida, que abarca a más de 4.400 posiciones arancelarias, representa un alivio para el sector industrial y marca un nuevo paso en el camino hacia una economía más competitiva, abierta y orientada a los mercados internacionales.
Desde el sector privado, la noticia fue recibida con entusiasmo. La empresaria y especialista en comercio exterior, Delia Flores, no dudó en calificarla como “una muy buena noticia que sigue en la senda de la facilitación y de hacer que nuestras exportaciones tengan más competitividad”. Y agregó: “La eliminación de los impuestos de exportación, que era algo absolutamente necesario, junto con la unificación del tipo de cambio que se hace poco, va haciendo que nuestras exportaciones tengan mejores condiciones a la hora de competir y abrir nuevos mercados”.
Según estimaciones del Ministerio de Economía, la medida alcanzará directamente a unas 3.580 empresas, es decir, cerca del 40% de las compañías exportadoras argentinas. El impacto se proyecta en tres ejes: mayor volumen exportado, generación de empleo y captación de divisas.
En 2024, las exportaciones industriales superaron los 3.800 millones de dólares. Dentro del universo de productos alcanzados por la eliminación de retenciones se encuentran autopartes, maquinaria agrícola, agropartes, productos de fundición, cosméticos, plásticos, vidrios, componentes electrónicos, preparados farmacéuticos, tubos, cables y hormonas, entre otros. En paralelo, se busca fortalecer la inserción de bienes de alto valor agregados en nuevos mercados.
“Hoy a primera hora tuve una reunión con un cliente que exporta a Brasil, y estaban festejando la eliminación de las retenciones”, relató Flores. “Este tipo de decisiones les cambia el panorama por completo y los pone en condiciones mucho más competitivas”.
La eliminación de retenciones no es una medida aislada. Forma parte de una estrategia de simplificación y desburocratización impulsada por el Gobierno. “El ministro Sturzenegger fue muy claro al decir que se están eliminando muchísimas restricciones, desde sanitarias hasta arancelarias. Incluso se liberó la importación de maquinaria usada y líneas de producción, lo que permite a las industrias acceder a tecnología de punta a precios más accesibles”, detalló Flores tras participar de un almuerzo con referentes empresariales en el Consejo Interamericano de Comercio y Producción (CICyP).
El decreto presidencial establece en su artículo primero que la alícuota del Derecho de Exportación para las mercaderías comprendidas en las posiciones arancelarias del Mercosur queda fijada en 0%. Esto se traduce en una reducción inmediata de la presión fiscal sobre el sector, algo que venían reclamando cámaras industriales desde hace tiempo.
Desde el Gobierno, explicaron que la decisión responde a la necesidad de generar condiciones para que la actual recuperación económica se traduzca en nuevos empleos, mayor producción exportable y dinamismo para las economías regionales. Además, destacaron que se trata de una política alineada con la apertura comercial, la competitividad y el respeto al equilibrio fiscal.
Según cifras del Indec, las manufacturas de origen industrial crecieron en 2024 respecto al año anterior, aunque siguen por debajo del pico alcanzado en 2011. En ese sentido, esta medida apunta a revertir la tendencia de estancamiento que denunció recientemente la Unión Industrial Argentina (UIA) en un informe, donde se alertó sobre la pérdida de mercados internacionales frente a competidores con menor carga impositiva.
“El ministro dijo algo clave: en lugar de pedir que bajen los impuestos, los empresarios deberíamos pedir que se siga bajando el gasto. Porque cuanto menos gaste el Estado, menos necesidad tendrá de recaudar mediante impuestos”, citó Flores, sintetizando el mensaje oficial.
Con este nuevo paso, el Gobierno refuerza su estrategia de transformación estructural del comercio exterior argentino. La meta es clara: hacer del país un actor relevante en el comercio global, con industrias más competitivas y reglas de juego más simples. El tiempo dirá si este giro se traduce en resultados sostenibles, pero el sector privado ya empieza a responder con entusiasmo.