Un potente terremoto de magnitud 7.7 estremeció al Sudeste Asiático, con epicentro en la convulsionada Myanmar, y consecuencias dramáticas en Bangkok, la capital tailandesa. El sismo, que se sintió incluso a más de mil kilómetros del epicentro, dejó un saldo preliminar de tres muertos y 81 trabajadores desaparecidos tras el colapso de un rascacielos en construcción en el corazón financiero de la capital.
El epicentro fue localizado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) a apenas 16 kilómetros al norte de la ciudad birmana de Sagain, muy cerca de Mandalay, la segunda ciudad más importante de Myanmar. Sin embargo, el hermetismo del régimen militar que gobierna desde 2021 impide conocer la magnitud real del desastre en ese país, envuelto en una guerra civil y con las comunicaciones severamente restringidas.
Bangkok, una megaurbe con 17 millones de habitantes, vivió escenas de pánico inusitado. Rascacielos balanceándose como juncos, piscinas desbordadas desde lo alto de los edificios y gritos desesperados marcaron una jornada que quedará en la memoria colectiva. En uno de los sectores en construcción de la ciudad, un edificio de 23 pisos colapsó con 409 obreros trabajando dentro. Hasta ahora, se han confirmado 3 fallecidos, 68 heridos (5 en estado crítico), y al menos 81 personas continúan atrapadas entre los escombros, según datos del Instituto Nacional de Medicina de Urgencia y el viceprimer ministro tailandés.
Ante la emergencia, el gobierno de Tailandia movilizó a sus equipos de rescate y pidió a los centros de respuesta rápida que activen sus recursos logísticos. Helicópteros, maquinaria pesada y brigadas médicas se desplegaron en los puntos más afectados.
Mientras tanto, en Myanmar, el panorama es desolador pero incierto. La junta militar declaró el estado de emergencia en seis regiones, incluyendo Naipyidó (la capital), Sagaing, Mandalay, Magway, Bago y Shan Oriental. Las imágenes que logran filtrarse muestran edificios colapsados, carreteras partidas por grietas profundas y hospitales desbordados atendiendo a heridos. La junta, a pesar de su tradicional cerrazón, pidió ayuda internacional a través de la agencia AFP: “Queremos que la comunidad internacional preste ayuda humanitaria lo antes posible”, declaró el portavoz militar Zaw Min Tun.
Además de Tailandia y Myanmar, las sacudidas se sintieron en países vecinos como China (en las provincias de Yunnan y Sichuan), India y Vietnam. En la ciudad china de Ruili, fronteriza con Myanmar, se reportaron daños estructurales. Incluso en Kunming, a cientos de kilómetros, el temblor dejó su huella.
Hasta el momento, se han registrado cuatro réplicas de magnitudes que oscilan entre 4.5 y 6.6, aumentando la tensión y complicando las tareas de rescate.

Este devastador episodio no solo pone a prueba la capacidad de respuesta de los gobiernos involucrados, sino también la solidaridad internacional en una zona marcada por conflictos armados, pobreza estructural y crisis política.
Con información de bbc.com