Monseñor Andrés Stanovnik reflexionó sobre la situación social del país. “Yo tengo 75 años, desde que me acuerdo, estamos así, más o menos. Nunca tuvimos, una sensación de un país que despegó y que tiene un proyecto. Siempre estuvimos con vaivenes, unos en contra de otros. Un conflicto permanente por el poder”
“La sensación que tenemos, y que yo siento también en la gente, como una básica desorientación, no sabemos a dónde vamos. Hay ciertas esperanzas siempre con un gobierno nuevo, en un determinado sector, en una de esas, en esta la pegamos pero no sabemos, no tenemos esa certeza”, reflexionó.
“Yo tengo la sensación, en este fin de año, que hay menos preocupación que en algún otro periodo. Me parece que hay un poco más de serenidad y de esperanza. Si bien hay sectores que la están pasando muy mal.
“Una característica destacada, destacable, del pueblo correntino, que es la solidaridad. Nuestro pueblo es muy solidario. Y esa solidaridad se nota, sobre todo, en el sector de la periferia, del Gran Corrientes, en las Barriadas, y en los pueblos del interior”
“Corrientes en las últimas dos décadas, bueno, transitamos un periodo bastante pacífico, bastante pacífico. Sin grandes huelgas, por ejemplo, siempre empezaron las clases, esos son señales positivas. No es que con esto tenemos ya todo hecho. No hay mucho por hacer”, destacó.
Lo que se lleva de Corrientes
Al ser consultado sobre lo que se lleva de Corrientes dijo: “La devoción a la Virgen de Itatí y la peregrinación como dos gestos que a mí me llegaron al alma, me marcaron, yo creo que lo marcaron para toda la vida, para toda la vida que me queda. Después, la capacidad para festejar que tiene este pueblo,y como tiene capacidad de festejar, también la acogida. Es un pueblo muy acogedor, que recibe al forastero, si el que viene de afuera no viene con pretensiones, si viene con pretensiones”, expresó.
Su sucesor
Asegura que fue bien recibido “desde el principio, por eso me costó mucho tomar la decisión de no quedarme acá. Es era la primera opción pero lo estuvimos conversando con el señor José Adolfo, que me sucede, los dos venimos de órdenes religiosas. De órdenes religiosas que tienen ocho siglos, nosotros ya estamos habituados que cuando uno fue el referente último en un servicio de gobierno, cuando deja, conviene dejar el espacio, el territorio libre para que el nuevo que llegue no se encuentre con algunas interferencias inevitables que las crea el que se queda. Porque si yo me quedo me va a costar mucho soltar, mucho más que si me retiro. A la gente, si me quedo, le va a costar mucho más asumir al nuevo, va a seguir como pegada al que está acostumbrado. Entonces es muy sano soltar, es muy importante”.
Fuente: radio Dos