Seguramente a lo largo de la historia de la humanidad la defensa de soberanía nacional haya sido uno de los sentimientos más explotados por los políticos y por los gobernantes para manipular a los ciudadanos.
Antes de pensar sobre cómo se manipula este sentimiento en nuestra Argentina reflexionemos acerca de lo que es la soberanía nacional. Esta es el principio político y jurídico que establece que un Estado tiene autoridad suprema y autónoma para gobernarse a sí mismo, sin estar subordinado a ningún otro poder externo; es la representación legal del amor por la patria.
El amor por la patria es la muestra de pertenencia a un territorio y su cultura, y esa pertenencia nos brinda una identidad nacional. Este sentimiento de pertenencia se replica en un círculo más íntimo a nivel familiar e incluso a nivel individual al reconocerse cada quien como humano en base a nuestro
reconocimiento más primitivo de especie que es el sexo.
Si bien todas estas identidades (humana, familiar y nacional) son atacadas por la agenda 2030 y su heredero el Pacto Para El Futuro 2045, lo cierto es que, según la necesidad del momento, los políticos reflotan y utilizan de cabotaje el espíritu nacionalista.
Sucede así tanto en los mundiales de futbol como en la defensa de espacios de poder y de privilegios disfrazados de soberanía, tal es el caso de la aerolínea de bandera Aerolíneas Argentina.
Pensar que una línea aérea que presta servicios civiles representa la soberanía de un país es como decir que un canal de televisión o radio también la representa… ¡mala mía!, ¡también lo dicen!
Entonces sería como decir que los colectivos de larga distancia lo son, las compañías telefónicas, las energéticas o las transmisiones de streamer lo son. Todas estas actividades, si no están en manos estatales, no invalidan la capacidad de autodeterminación de un país.
Juan Manuel de Rosas defendió su curro y el de la “casta” porteña de la aduana con la mentira de la Vuelta de Obligado, Galtieri pretendió eternizarse en el poder usando el legítimo y genuino reclamo por Malvinas, quienes te hablan de la soberanía nacional de nuestros cielos al acuartelarse en Aerolíneas Argentina te están mintiendo y usando.
La manipulación del amor patrio de la Vuelta de Obligado costó la vida de muchos patriotas, lo mismo pasó con la de Malvinas, la de Aerolíneas Argentina le cuesta la vida a niños pobres que pagan con su hambre las ínfulas de los señores feudales de la política argentina.
(*) Rogelio López Guillemain