La noche del viernes para el sábado pasado no fue igual a cualquier otra. Sabíamos del ataque al cuartel general de Hezbollah pero no se confirmaba quien había sido eliminado en ese ataque.
¿Qué sentimos cuando en la madrugada del sábado se confirmó que uno de los eliminados era su jefe, Hassan Nasrallah?. No fue felicidad ni alegría como dicen algunos comentarios. Fue alivio.
Parece poco, pero eso fue lo que sentimos. Sentirse aliviado de que, quien fue el jefe del brazo ejecutor del asesinato de nuestra hija Paola y 84 personas más, había pagado por lo que hizo. Alivio porque sentimos que las fuerzas armadas de Israel hicieron un acto de justicia. Alivio porque quien fue durante más de 40 años el terrorista asesino más importante del mundo, había pagado con su vida el daño que le hizo al mundo civilizado durante ese tiempo.
Alivio porque ya no podrá seguir pregonando el odio al que considera infiel a sus creencias y que por eso debe morir. También nos sentimos orgullosos de que Israel está haciendo que nos podamos sentir algo mejor frente al flagelo del terrorismo asesino, aunque el mundo lo vea de otra manera por prejuicios y no quiera reconocer que Israel no se está defendiendo solo a sí mismo sino también al mundo que lo critica basado en ese prejuicio.
Sabemos que la eliminación del jefe de la organización terrorista más grande del mundo fue un gran paso, pero no el final de esta trágica historia de la lucha de la civilización contra la barbarie.
Vamos a sentirnos felices y alegres cuando las organizaciones terroristas puedan ser neutralizadas e Israel y sus vecinos puedan lograr vivir en paz.
Los muertos en el Atentado a la AMIA tuvieron un acto de justicia importante, pero falta mucho para que la justicia sea más completa. Pero es algo trascendente frente a la nada. Y ese algo produce el alivio del que hablamos antes.
Ojalá nos toque sentir que ese alivio se pueda transformar en alegría cuando tengamos más justicia en la causa AMIA, aunque la felicidad es otra cosa no aplicable a este tema.
(*) ANA y LUIS CZYZEWSKI, papás de PAOLA SARA CZYZEWSKI, víctima del Atentado a la AMIA