A través de una investigación con la UNNE-CONICET, se continúa con el inventario de la flora y fauna que habitan en el espacio natural, ubicado en el sur de la ciudad. Actualmente, conviven múltiples especies de árboles, pastizales, hongos y animales.
La Municipalidad de Corrientes avanza con la recuperación de la Reserva Natural Santa Catalina, a través del estudio de las diversas especies que habitan el predio, que tiene una extensión de 275 hectáreas y está ubicado al sur de la ciudad. Para ello, se continúa realizando un inventario a cargo de investigadores de la UNNE-CONICET.
En ese marco, el secretario de Coordinación de Gobierno, Hugo Calvano, recorrió el lugar y afirmó que “a comienzos de este año se creó el Comité de la Reserva Natural Santa Catalina con un equipo de trabajo, que constantemente está en contacto con el Comité Iberá, un ejemplo de cómo una política pública sostenida en el tiempo que tiene como eje a la naturaleza puede generar políticas sostenibles, preservación y desarrollo”.
El funcionario destacó que la Municipalidad implementó “una estrategia de restauración de especies con un trabajo de compensación”. La Reserva “es una zona totalmente protegida, mientras que anteriormente estaba intervenida por el hombre, donde entraban a cazar y a pescar indiscriminadamente”.
A su vez, Calvano señaló que las diversas medidas tomadas por la gestión encabezada por el intendente, Eduardo Tassano, permitió que “el espacio se regenere solo, y comience a haber especies y animales que antes no había”. “Actualmente tenemos un inventario con más de 70 especies de hongos, múltiples especies de árboles y diversos animales”, dijo.
Por su parte, el subsecretario de Planificación Ambiental, Alejandro Cristiá, precisó que en las tareas de investigación “se encontraron cosas muy interesantes como, por ejemplo, pastizales que no fueron afectados por los incendios durante enero y febrero de este año, es por ello que quieren entender por qué el fuego no lo afectó, cuáles son las condiciones que tiene”.
Además, indicó que “los biólogos aseguran que hay pocas reservas naturales que tengan un inventario tan exhaustivo como este. Acá hay más de 70 especies de árboles, más de 75 especies de hongos”.
Entre tanto, ponderó que “la Reserva Santa Catalina, además de ser un lugar de esparcimiento y contemplación, tiene un potencial de generar información valiosa para la toma de decisiones de políticas públicas contra el cambio climático”.
Investigación
El doctor Roberto Salas es investigador del Instituto de Botánica del Nordeste -IBONE-, un organismo dependiente del CONICET y de la Universidad Nacional del Nordeste. Y es el coordinador de equipo científico encargado de llevar adelante el estudio y el inventario. “Se está trabajando en restauración activa y pasiva de un bosque que por mucho tiempo sufrió un uso irracional de sus recursos”, aseguró Salas.
“Estamos enfocados principalmente en los árboles en esta primera etapa”, sostuvo Salas y agregó que “el bosque tiene más de 70 especies de árboles, lo cual es un número interesante, más teniendo en cuenta que durante mucho tiempo hubo extracción de madera”.
En cuanto a las especies encontradas, el investigador sostuvo que hay “árboles Urunday, que tiene una madera que fue la más extraída en este lugar; hay Guayaibí, que su madera se suele utilizar para muebles de interior; Guaviyú que tiene frutos comestibles, entre otros”. Asimismo, afirmó que se detectaron “renuevos de pequeños arbolitos en el interior de la Reserva, lo cual es muy positivo”.
En cuanto a la importancia de contar con este espacio natural, Salas remarcó que “este pedazo de bosque, con esta potencialidad, implicaría que estamos teniendo un balance entre la vida humana y la restauración de los ambientes”.